La veterana Sharapova

La rusa Maria Sharapova (Nyagan, 1987), que se juega hoy el pase a la final de Wimbledon frente a la alemana Sabine Lisicki (no antes de las 16.00, C+ Deportes), se encuentra, con 24 años, dispuesta a interpretar el papel de favorita y veterana en un torneo que ha visto caer una tras otras a las más experimentadas Serena y Venus Williams, Na Li y Francesca Schiavone. Tanto su rival de hoy como las dos que pugnarán por la otra plaza en el acto final, la bielorrusa Victoria Azarenka y la checa Petra Kvitova (14.00. C+ Deportes), tienen 21 años y, sobre todo, casi ninguna experiencia en estas alturas de un grande. De las tres, solo Kvitova estuvo una vez en una semifinal, precisamente hace un año en la hierba británica, cuando cayó frente a la futura campeona, Serena Williams. Sharapova, por el contrario, ya atesora tres grandes en su palmarés, en el que solo falta Roland Garros.

Sharapova triunfó en Wimbledon en 2004, cuando solo tenía 17 años, convirtiéndose en la primera rusa en ganarlo y la segunda en conquistar un grande, solo por detrás de su compatriota Anastasia Myskina. Aquella victoria sobre Serena Williams, que defendía el título, a la que se sumarían en 2006 el Abierto de Estados Unidos y en 2008 el de Australia, le permite hoy encarar a sus rivales con la mirada de una experta. Aunque ella intenta restar importancia a este detalle: "No creo que unos pocos años marquen una gran diferencia. Yo alcancé el éxito muy pronto y no me arrepiento ni por un segundo", dijo tras superar la ronda anterior; "pienso que, si hubiera logrado hacer grandes cosas con algunos años más, no a los 17, quizá no me verían en el circuito como una veterana".

Unos persistentes problemas en un hombro, que le obligaron a pasar por el quirófano en octubre de 2008, frenaron su carrera. Tuvo que cambiar su técnica de saque y empezó a encadenar resultados decepcionantes hasta el reciente Roland Garros, en el que llegó hasta las semifinales. Una ronda en la que vuelve a pelear en Wimbledon apenas un mes después. "No me quejo de lo que me pasó. A veces hay que recorrer caminos llenos de recovecos y piensas que estás en un callejón sin salida. Te das la vuelta y cambias de dirección", sintetizó Sharapova; "he trabajado mucho para volver a este punto y no he llegado al final del camino, yo quiero seguir".

Hoy se pondrá en medio de su andadura Sabine Lisicki, la primera tenista alemana en la semifinal de un grande desde Steffi Graf en 1999. Tras quedarse en la memoria de los aficionados por abandonar el Abierto de Estados Unidos y Roland Garros en camilla, quiere dejar que su nombre luzca, por fin, por un logro deportivo importante. Para conseguirlo tendrá que eliminar a la que es la veterana de estas semifinales muy a su pesar. "Yo me sigo considerando joven", advirtió Sharapova hace dos días.