El obrero del fútbol
Toulalan, fichaje del Málaga que odiaba correr de niño, rechaza la complicación en el pase y se tilda de un "trabajado"
Su depresión fue horrible, hasta el punto de que tras un pequeño viaje con la familia a Inglaterra, se refugió en su casa de Nantes durante dos semanas. Puertas cerradas, teléfonos apagados, sin periódicos ni telediarios, y los días sobre una tumbona al borde de la piscina. Solo salió una mañana, cuando se acercó a la cafetería Leclerc para realizar unas compras con su familia. Pero, en periodo huraño, se refugió tras una maceta enorme para no ser reconocido. Jérémy Toulalan (Nantes, Francia; 1983) estaba demasiado desmoralizado, consciente de la imagen que dio Francia en el Mundial de Sudáfrica, significada su persona porque fue su agente (abogado) el que redactó la carta del motín frente al seleccionador Raymond Domenech, cuando no salieron a entrenarse. "Es una pesadilla. Me pregunto cómo hicimos las cosas así. Es una mancha difícil en mi carrera y será una mancha complicada de borrar", aseguró un tiempo después. Pero, con el paso del tiempo, Toulalan, que firmó un curso bastante notable con el Lyon y que ya defiende los colores del Málaga, se ha recompuesto. Como siempre.
A su regreso a los entrenamientos con su exequipo, el Olympique del Lyon, el pasado verano, Toulalan no daba pie con bola, con la cabeza en otra parte. "Hablamos mucho de eso", concede por teléfono Bernard Lacombe, exfutbolista y ahora director general del club galo; "sufrió mucho, fueron momentos muy dolorosos". Hasta que un día, a petición del jugador, decidieron hacer una visita con su organización Doctor Clown [Doctor Payaso] al hospital neurológico de la calle Boulevard Pinel. "No habló en todo el rato", interviene Lacombe; "pero al finalizar la jornada, vista la alegría de los niños y los padres, me dijo: 'Esto me ha hecho bien". Y recuperó su juego, su talante y su importancia capital en el equipo. "Era la pieza que daba el balance al equipo", señala el director deportivo Remy Garde, exjugador del Lyon y del Arsenal. "Es un jugador ejemplar, con una gran mentalidad", apostilla el técnico Claude Puel.
A Toulalan la posición de medio centro no siempre le resultó fácil. En juveniles, se desempeñaba de trescuartista o delantero. "Resulta irónico", comenta ahora el jugador; "porque antes odiaba correr". Entre otras cosas, porque tuvo muchos dolores en las rodillas y en la espalda, propios de los sucesivos problemas de crecimiento que sufrió. Ahora corre como pocos. "A veces demasiado", puntualiza Lacombe; "es demasiado generoso en el esfuerzo y debería quedarse algunas veces atrás". Y Garde añade: "Corre para el equipo, para que florezca el talento ofensivo del equipo". Toulalan tiene claro su papel de gregario. "Estoy para dar el balón a los compañeros, fácil, sin complicaciones. No soy un artista, sino un trabajador del fútbol", aclara.
Formado en la prolífica cantera del Nantes, La Jonelière -de donde salieron otros medios como Deschamps, Desailly y Makelele-, Toulalan es una persona familiar y sin caprichos de lujo, como indica su pasión juvenil de ser pastelero porque "admiraba la gente que trabaja con las manos". Aunque sí ambicioso: "Espero jugar la Eurocopa de 2008 y el Mundial siguiente", deseó en alto, ya como jugador del Lyon. Y lo consiguió. Pero tras el motín de Sudáfrica, sancionado por la Federación con un partido, no ha vuelto a vestir de blue. Blanc prefiere jugadores con mejor pie, como M'Vila, Alou Diarra y Lass.
Jérémy esta para otras cosas, para correr y hacer jugar al equipo. Es un obrero del fútbol.
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