Agonía en Los Cármenes
El Granada falla dos penaltis en el partido, pero resuelve en la tanda final gracias a su portero
Falló dos penaltis, mandó dos balones al palo y tuvo que llegar a la tanda final, a la 12ª pena máxima, para eliminar al Celta en la pelea por llegar a Primera con Roberto, el meta, como peón decisivo: marcó y paró. El Granada resultó vencedor en una eliminatoria agónica de la que está por ver su repercusión en una locura que tendrá continuidad el miércoles con la ida de la final por el ascenso contra el vencedor del duelo Elche-Valladolid (hoy: 21.00, Canal+; 0-1 en la ida).
El Granada timorato y rácano del miércoles comenzó como un torrente por el flanco izquierdo y la presión. Emergieron Siqueira y Benítez, henchidos de potencia y decisión, incisivos, a ratos acelerados. Entre los dos desequilibraron todo el entramado tejido por Paco Herrera, que había recurrido de nuevo a la defensa de tres centrales, pero que tuvo que corregir en cuanto se vio en desventaja.
Granada, 1 - Celta, 0
Granada: Roberto; Nyom, Íñigo López, Mainz, Siqueira (Rubén, m. 71); Rico, Abel; Collantes (Carlos Calvo, m. 67), Orellana, Dani Benítez; e Ighalo (O. Pérez, m. 113).
Celta: Yoel; Hugo Mallo, J. Vila, Ortega (Álex López, m. 46), Catalá, R. Lago; Bustos, López Garai (Trashorras, m. 58); Dani Abalo (De Lucas, m. 58), Iago Aspas y Michu.
Gol: 1-0. M. 20. Orellana.
Árbitro: Lesma López. Expulsó por doble amarilla a Roberto Lago (m. 112). Amonestó a Abel, Íñigo López, Carlos Calvo, Ighalo, Dani Benítez, Nyom, Ó. Pérez, Bustos, Iago Aspas, Michu y Hugo Mallo.
Los Cármenes: 16.200 espectadores. Resultado global: 1-1. En los penaltis, Granada, 5 (falló Carlos Calvo); Celta, 4 (fallaron Michu y Catalá).
El Celta sufrió, prisionero en su campo, mucho más incómodo de lo que lo estuvo el Granada en Balaídos, sin opciones de jugar la pelota porque no dejaba de correr tras ella y, cuando la recuperaba, la perdía. Tan atrás se metió que cada combinación local presagiaba zozobra. Un control de Orellana acabó con un disparo al larguero.
Llegó el gol, nada inesperado, en una acción que mostró los riesgos de jugar con dos laterales largos y mucho que tapar. Mallo se adelantó y dejó la espalda libre para que Benítez encontrara espacio para sacar un centro monumental que Orellana cabeceó adelantándose a Catalá. Fue el premio a la codicia y el castigo a la inferioridad.
Sin capacidad para dar cuatro pases seguidos, desconectado de un tridente que, por más alternativo que sea, carecía de un futbolista del nivel de Trashorras, el Celta halló varios alivios puntuales. Por una parte, se valió de la escasa aportación de Ighalo, que ni por asomo ofreció la producción, el juego de espaldas a la meta y la puntería de Geijo; por otro, asomó la cabeza en cuanto Herrera recuperó la zaga de cuatro, colocó a Vila en la medular por delante de la zaga y no solo pobló el campo de manera más racional ante lo que le proponía el rival, sino que, por fin, empezó a combinar. Fue ese nuevo orden el que propició una jugada Abalo, en el tramo final de la primera mitad, puso en apuros a Roberto e incluso marcó un tanto, anulado por falta previa de Michu.
En el descanso, Herrera insistió en esa idea, que despreció cualquier atisbo de llegada por fuera, pero dio mayor presencia al Celta. Devolvió a Vila a la zaga, pero retiró a Ortega por López, un centrocampista. Pero el Granada es un equipo de oleadas. La del primer cuarto de hora de la segunda parte fue demoledora y culminó con un penalti a Ighalo que Benítez envió al palo. Agotado por el esfuerzo, por tanta agresividad y desgaste, quizá descorazonado por el error, el Granada dio un paso atrás. Coincidió además que entraron Trashorras y De Lucas, frescos y amenazantes. El mediapunta hizo un trabajo excelente. Así, dejó a Aspas, que no definió, solo ante Roberto.
Pero era tiempo de agonía, de calores y temores. Trashorras tuvo la victoria. También Orellana, que envió otro centro de Benítez, una auténtica joya ayer sin fortuna, al palo. Fue justo antes de una prórroga a cara o cruz que se abrió con otro error del Granada desde los 11 pasos, conoció dos disparos de Trashorras al larguero y la expulsión de Lago y desembocó en una tanda de penaltis en una noche agónica.
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