Un portero con el corazón dividido
José Antonio Puente defendió la portería del Granada y el Elche en sus últimas temporadas en Primera y fue entrenado por Miguel Muñoz y por Kubala
Han pasado 35 años desde que, en 1976, el Granada jugó por última vez un partido de la Primera División. Su rival esta noche en la ida del playoff por el ascenso, el Elche (21.00; C+ Liga y Gol TV), se despidió de la categoría de oro en 1989. Entre sus descensos mediaron 13 años, pero ambos tuvieron algo en común: José Antonio Puente (Granada; 1956) fue el encargado de defender la portería de los dos equipos en sus últimas campañas en Primera.
Criado en el barrio granadino de Los Cármenes, muy cerca del estadio del equipo andaluz, Puente llegó al fútbol tarde y de casualidad. "Yo jugaba de portero de balonmano", recuerda en conversación telefónica; "un día, a los 14 o 15 años, un equipo de fútbol al que le faltaba el portero me pidió que me pusiera". No lo debió de hacer mal, porque alguien del Granada le vio y poco después estaba jugando en sus categorías inferiores.
"Mi primer sueldo fue de 16.000 pesetas", cuenta. Para cobrarlas tuvo que hacer frente a su padre, un trabajador de banco que prefería que siguiera estudiando y que, dada su minoría de edad, debía firmar su contrato. Al final, le convenció un compañero de trabajo. "Le dijo que apuntaba maneras", explica Puente. No andaba desencaminado. Pronto empezó a entrar en las convocatorias de las categorías inferiores de la selección española, con 18 años ya entrenaba con el primer equipo del Granada y en 1975, a los 19, debutó en Primera.
Aquel año, había llegado al banquillo andaluz Miguel Muñoz, ganador de cinco Copas de Europa con el Real Madrid -tres como jugador y dos como técnico- y exseleccionador nacional. "A un joven como yo, con el talante que él tenía, le imponía", recuerda Puente; "su llegada fue muy importante, no habíamos tenido entrenadores de ese caché". En la octava jornada de la Liga, el Granada visitó al Racing. Puente estaba con su compañero de habitación, nada menos que Toni Grande, cuando Muñoz se asomó y le espetó: "Niño, ¿Si te saco hoy te asustas?". "Bueno, en realidad dijo otra palabra", recuerda divertido; "respondí: '¿Yo? En la vida'". No solo le sacó, sino que ya no le volvió a quitar en toda la temporada. "Antes era más difícil poner a un meta tan joven", explica; "ahora llegan mejor preparados, tienen entrenadores específicos...".
Puente habla de aquel Granada como un buen equipo, equilibrado con canteranos y veteranos. Recuerda especialmente a compañeros como Orihuela o Castellanos. "Tuvimos muy mala suerte. Hicimos una buena primera vuelta, pero hubo lesiones en la segunda y perdimos los últimos cinco partidos". El penúltimo fue contra el Madrid de Netzer, Camacho, Del Bosque y Santillana. Llegaba en una mala racha, pero ganó 1-2 y se proclamó campeón ese mismo día. "Un equipazo, nos pasó por encima como una locomotora", concede Puente. No recuerda los goles, como tampoco recuerda los de la última jornada, cuando cayeron 2-0 en Zaragoza, certificando su descenso y al mismo tiempo la salvación, curiosamente, del Elche.
Tras 10 temporadas en el Granada, Puente se marchó al club de Alicante. "Creo que pagó un traspaso", relata haciendo memoria; "pero no recuerdo cuánto dinero fue". En el Elche jugó menos. La titularidad era de Miguel Recio, "gran portero y amigo". En su segundo año, ascendieron a Primera. Casi imberbe en su primera aventura en la categoría de oro, Puente superaba ahora la treintena. "Era más veterano, pero no había perdido la ilusión", explica. Si en el equipo andaluz había estado a las órdenes de un histórico del Madrid, Muñoz, en el ilicitano le entrenó uno del Barcelona, Kubala, al que recuerda como una gran persona, pero mejorable como técnico. Desafortunadamente, su segunda etapa en Primera, en la que jugó 16 partidos, también acabó en descenso. "Teníamos a Claudio Barragán y a otros jugadores muy buenos, pero no tuvimos suerte", se lamenta.
Puente colgó los guantes tras cinco campañas en el Elche y se dedicó a trabajar durante casi dos décadas como representante en Granada de la empresa alicantina Kelme. Este año, mientras se recupera de una operación de cadera y espera el nacimiento de su primer nieto, ha seguido los pasos de los dos equipos de su vida, que le han traído muchos recuerdos. "Van a ser partidos muy emocionantes", opina sobre el playoff; "el Granada puede tener ventaja por ser físicamente más fuerte, el Elche por el factor campo". A pesar de tener la intuición propia de quien ha sido portero profesional -"acerté que el Celta fallaría el quinto penalti y que el Elche ganaría 3-1 cuando se adelantó el Valladolid"- no vaticina quién saldrá victorioso. "Estoy al 50%. Al enfrentarse los dos... Espero que gane el que mejor juegue", sentencia.
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