Grondona, en el punto de mira
Los críticos del presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, entre ellos Maradona, inician una campaña para impedir que se presente a la reelección del cargo, en el que lleva 32 años
Julio Grondona, vicepresidente de la FIFA, cumplirá este año 80 años de edad y 32 al frente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Pero antes de festejarlos, El Padrino, como lo llaman sus críticos, se enfrenta a una embestida para que desista de buscar la reelección. La encabezan Diego Maradona, que fue expulsado de la dirección técnica de la selección albiceleste tras la eliminación en los cuartos de final del Mundial 2010; Daniel Passarella, el único argentino que ha ganado dos mundiales (1978 y 1986) y que ahora preside el River Plate, que está al borde de descender de la Primera División por primera vez en su historia; y Daniel Vila, dueño de medios de comunicación que preside el Independiente Rivadavia, un club de su provincia, Mendoza, que juega en el Nacional B (Segunda). De todos modos, nada parece afectar a la organización en Argentina de la Copa América, que se disputará entre el 1 y el 24 de julio.
La ofensiva contra el mandamás del fútbol argentino comenzó a principios de mayo, cuando Vila difundió en su canal de televisión de Buenos Aires un anuncio en el que lo descalificaba. Primero lo mostraba en una foto de 1979, año en que asumió la conducción de la AFA, junto al dictador argentino Jorge Videla. Después Grondona aparecía en imágenes con presidentes democráticos: Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. Finalmente, un primer plano de su famoso anillo con la frase "Todo pasa". La propaganda abogaba por un proyecto de ley para dar más poder en la AFA a los clubes de provincia, en detrimento de los de Buenos Aires, en especial, de los cinco grandes: el River, el Boca Juniors, el San Lorenzo y los dos del suburbio de Avellaneda, el Independiente y el Racing.
El eterno y todopoderoso jefe de la AFA logró que todos los clubes de Primera División, incluido el River, casi todos los del Nacional B, con la excepción del Independiente de Mendoza, y de las tres categorías que les siguen entre los equipos de Buenos Aires firmaran un documento en su apoyo. Los amigos de Grondona adujeron que su encuentro con Videla había sido solo protocolario y que el proyecto de ley de Vila busca la autorización para que los clubes se conviertan en sociedades anónimas.
Un diputado del Frente para la Victoria, que apoya al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, presentó el proyecto de ley de Vila en el Congreso, con el apoyo de otro enemigo de Grondona, Óscar Ruggeri, campeón del mundo en 1986 y exdefensa del Real Madrid. Pero la iniciativa careció de apoyos en el propio kirchnerismo. Fernández y Grondona acordaron en 2009 que la AFA rescindiera el contrato de retransmisión del fútbol con el Grupo Clarín y a partir de entonces el Estado argentino aporta 100 millones de euros anuales a los clubes a cambio de que se emitan en abierto los 10 partidos de cada jornada de Primera.
Al mismo tiempo en que se difundía el documento de respaldo a Grondona, uno de sus firmantes, Passarella, pedía su renuncia en una reunión del comité ejecutivo de la AFA. El Kaiser, como lo apodan, ha asumido la presidencia del River en tiempos en que las cuentas del club están en rojo, las barras bravas pelean en las tribunas y el equipo va camino de la promoción si no mejora en las últimas cuatro jornadas de liga. Passarella se enfadó con Grondona por el arbitraje del derby que perdió 2-0 con el Boca. Días antes, un exárbitro había denunciado la compra de partidos e involucrado, entre otros, a Vila y al exjefe del Gabinete de ministros de Fernández Sergio Massa, hincha del Tigre y alcalde de este municipio bonaerense.
Maradona, forofo boquense, le dio la razón al presidente del River, pese a que nunca fueron amigos: "Lo que él dijo lo sabemos todos. Están viejos y si están viejos, que se vayan. El Gobierno debería soltarle la mano a Grondona". El actual jefe del Gabinete presidencial, Aníbal Fernández, vicepresidente del Quilmes, le respondió que "nadie tiene la mano de nadie".
Maradona también acusó al cacique de la AFA de haber negociado en la FIFA la suspensión de los controles antidopaje en la repesca de las eliminatorias del Mundial de 1994 entre Argentina y Australia. El Pelusa llegó a decir que los dirigentes les dieron "café veloz". Grondona solo reconoció que intervino para evitar los exámenes porque, según alegó, temía por lo que tomaban los jugadores en los clubes europeos.
Pero el entonces presidente de la Federación Australiana de Fútbol (FAF), John Constantine, desmintió el viernes a El Padrino: "Si hubieran venido con una propuesta así, no la hubiera aceptado".
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