Bautista esconde la muleta
El doctor del circuito portugués advierte al piloto: si necesita apoyo para andar, no se subirá a la moto
Poco más de un mes y unos 4.500 kilómetros después, Álvaro Bautista echa cuentas: "Haz la suma, desde que empecé la recuperación tras la operación hacía cada día 130 kilómetros en coche entre ir y volver, desde Talavera de la Reina, donde vivo, hasta Madrid, donde estaba mi fisioterapeuta". 42 días después de romperse el fémur el primer viernes de la temporada, sin apenas haberse estrenado este curso, el de Suzuki regresa a los circuitos y este viernes volverá a subirse a su motogp. Lo hará pese a las reticencias iniciales del médico del trazado portugués, el doctor Sarmento. "¿Por qué andas con muletas?", le preguntó cuando este jueves se presentó en la clínica apoyado sobre una muleta para recibir el visto bueno que le permita entrenarse mañana. "No la necesito para andar, pero así evito que la pierna se me cargue. Además, de este modo no cogeré vicios al caminar", explica Bautista. "Si te veo con la muleta, no te dejaré correr", le advirtió el doctor.
Con la muleta como espectadora y en pie, apoyado sobre sus dos piernas, el piloto explica su último mes de trabajo diario para llegar a tiempo a este gran premio, el tercero del año. Tras la pesadilla que fue la operación en Doha (Catar), regresó a casa y en unos pocos días ya andaba metido en una cámara hiperbárica: "Ayuda a la recuperación de las fibras, a que la herida cicatrice mejor, y el hueso suelde antes", apunta. Luego se metió un día y otro en la piscina, y empezó a andar antes de lo que imaginaba: "Me ayudó muchísimo. Pensé que sería imposible ponerme a andar tan pronto". Hasta que su gente pensó que no le vendrían mal unos kilómetros en bici: 100 kilómetros de ruta, nada menos. "Me engañaron, no sabía que el paseo sería tan largo, pero lo aguanté bien. El ciclismo no implica un impacto fuerte sobre la zona afectada; fuerzas el músculo en la medida de tus posibilidades, sin darle demasiada caña", apunta.
El lunes se subió a una moto, otra vez. Era una supermotard. Y con ella dio muchísimas vueltas: "Hacía tandas de unos 25 minutos. Y tardaba unos 30 segundos en completar una vuelta, así que imagínate: me cansé de dar vueltas. Lo hice a propósito, para comprobar que valía la pena venir hasta aquí". El año pasado, se empeñó en volver tras ser operado de la clavícula apenas una semana después ser intervenido y se volvió a caer. Así que ni siquiera sabe si prefiere que salga el sol o que caigan chuzos de punta este fin de semana, como está previsto. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes en su situación: "En mojado uno hace menos esfuerzo físico, pero también es más fácil caerse. Así que no sé que es mejor".
Bautista, a quien le quedará de recuerdo una cicatriz de 30 centímetros en el muslo de su pierna izquierda, ha perdido fuerza en esa extremidad y siente calambres porque los músculos no están todavía al cien por cien, sobre todo cuando realiza determinados movimientos seguidos. Aún así, se cree capaz de cerrar un buen estreno. Por algo apretó los dientes en la consulta cuando el médico le hizo descargar todo su peso sobre la pierna izquierda y hacer una serie de flexiones. Se ha perdido ya dos carreras. Demasiadas. "Después de verlo sobre la moto el lunes no parece que le pase absolutamente nada", comenta confiado su representante, Armando Guerrero. "Es un debut un poco extraño; vengo de pasar un mes muy duro. Así que solo me planteo recuperar las sensaciones sobre la moto y terminar la carrera", zanja Bautista, que no ha perdido la sonrisa.
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