Raúl, largo, fuerte y desconocido
El Athletic afronta el derbi con un guardameta de 23 años que lleva toda su vida en Lezama
Como a Pampín, en 2004, a Raúl Fernández le tocará debutar con el Athletic en un derbi vasco, esta vez en San Mamés. Pampín lo hizo por expulsión de Aranzubia en Anoeta; Raúl lo hará por ciclo de amonestaciones de Iraizoz, en San Mamés. Accidentalmente, obligatoriamente, sin calentamiento previo y sin que la inmensa mayoría de los que se sienten el sábado en San Mamés le hayan visto ni un solo minuto bajo los palos. Le mirarán con los ojos abiertos y con el rabillo del ojo, escrutando sus salidas, sus posibles titubeos o rompiéndose las palmas de las manos con una parada fenomenal.
Raúl quizás piense que Iker Casillas también debutó en San Mamés con el Real Madrid y encajó un gol de libre directo de Julen Guerrero muy criticado por el entorno madridista. O en Asier del Horno, quien también debutó con una sonora pitada del público catedralicio, el mismo que frunció el ceño cuando fue traspasado ansiosamente al Chelsea.
"Raúl tiene condiciones innatas de portero. Una planta impresionante, una palanca y unas piernas importantes para ser portero", dicen quienes le han conocido en Lezama. Sus 196 centímetros anticipan el guardameta que gusta en San Mamés, el modelo ruso de los porteros que impresionan, que estiran los brazos y empequeñecen la portería. "Quizás le falte confianza personal", añaden, algo natural cuando apenas has jugado 46 partidos en los últimos tres años y estás sin medir bajo los palos, en las salidas, en el mano a mano. Más aún cuando tampoco el Athletic ha ido midiendo su confianza con partidos (Copa, amistosos, Europa) para que fuera adquiriendo las medidas de la Primera División.
Cedido al Conquense, primero, y luego al Granada, parecía más un apartamiento de la actividad que un afán educativo. De hecho, el Athletic, en los últimos años, ha apelado a un portero veterano como Armando, sin experiencia en Primera División, y luego ha buscado en los mercados nacionales guardametas que le ahorraran la apuesta que tenían en Lezama.
Ahora es la apuesta para uno de los partidos anímicamente más importantes del año. Toda una vida en Lezama, donde llegó en 1997 del Colegio Francés y ha pasado por todas las categorías rojiblancas, se juega emocionalmente ante la Real Sociedad por la baja de Iraizoz por amonestaciones. No parece Caparrós, tan proclive a los debuts apresurados y sorprendentes, a jugarse el pedigrí en la portería. Sin embargo, un buen partido de Raúl animaría los debates. "Cuando llegó a Lezama se pensaba, 'como ahora pare algo, va a parar la de Dios", dijeron sus mentores. Los mismos que entendían que había que trabajar su déficit de carácter y potenciar la maduración de sus capacidades. "Se supone que habrá trabajado en el gimnasio para mejorar su físico delgado. Y lo principal es que tiene 23 años, una edad muy joven para un portero. Hay que pensar que si rompe a los 26 tienes portero para ocho años. Pero necesitará partidos, medir la portería", añaden.
Su camino se inicia ante la Real Sociedad, el duelo más exigente, una prueba de carácter en un estadio, San Mamés poco caritativo con los porteros. Y con Caparrós, más adicto a los porteros veteranos.
[El Comité de Competición ha desestimado las alegaciones presentadas por el Athletic y ha sancionado con un partido de suspensión a Xabi Castillo, Muniain y Iraizoz, que no podrán jugar contra la Real].
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