Euforia granota
El Levante se ve en Primera al derrotar a un Hércules muy pobre hasta el final
A las órdenes de Ballesteros, el Levante se funde en una piña de gritos y abrazos. Un grupo de obreros del balón acaba de firmar un año más en la élite. Tan acostumbrada a sufrir, la grada granota se frota los ojos de tanto disfrutar. Acude al Ciutat de València con la sonrisa, sin el pesimismo histórico ni el victimismo ancestral. Al revés. Sabe que va a ganar y gana.
Lanzado por una euforia contagiosa, el Levante se pone por delante antes de que el rival se haya dado ni cuenta. Le bastó con la dirección de Iborra y la finalización de Rubén y Juanlu para liquidar a un Hércules sin corazón: ni siquiera cuando Trezeguet acortó distancias en el minuto 82, a pesar de que, en el último minuto, un centro de Pulhac desde la izquierda estuviera a punto de empatar.
LEVANTE, 2 - HÉRCULES, 1
Levante: Munúa, Javi Venta, Ballesteros, Nano, Juanfran, Xavi Torres, Iborra, Valdo, Rubén (Xisco Nadal, m.62), Juanlu (Xisco Muñoz, m.73) y Stuani (Caicedo, m.67).
Hércules: Calatayud, Cortés, Juanra, Abraham Paz, Pulhac, Kiko, Fritzler, Abel Aguilar, Drenthe (Thomert, m.83), Valdez (Sendoa, m.68) y Portillo (Trezeguet, m.62).
Goles: 1-0, m.5: Rubén. 2-0, m.44: Juanlu. 2-1, m.82: Trezeguet.
Árbitro: González González (colegio gallego). Amonestó por el Levante a Rubén, Caicedo y Juanlu, y por el Hércules a Drenthe, Juanra, Abraham Paz y Pulhac
14.000 espectadores en el Ciutat de València.
Henchido de orgullo, el Ciutat de València despidió a su equipo con todos los honores al final de la primera parte. El Levante había arrollado a un Hércules inerte. Los más diminutos, Rubén y Juanlu, trituraron a golpe de cintura a la rígida defensa alicantina. Fuera del banquillo, de pie y con los brazos cruzados, en manga corta pese a un viento gélido, Djukic era pura impotencia. Portillo abroncaba a Pulhac y Abel Aguilar por la laxitud en los marcajes. Ni él ni Valdez recibieron un balón en condiciones. Drenthe hacía la guerra por su cuenta. Una guerra poco provechosa.
Sin tiempo a desperezarse, Rubén Suárez envió una falta a la escuadra. La hinchada granota atronó cuando vio asomar la cresta afro de Caicedo por la banda para calentar. Tardó en entrar y el Levante se adormeció un rato, coincidiendo con la llegada de Trezeguet. El francés acortó distancias en su undécimo tanto del campeonato, el primero fuera de casa. Los jugadores del Hércules ni lo celebraron. Como si no creyeran en la remontada. A pesar de que, ya en el último minuto, un centro de Pulhac se paseó por el larguero de Munúa. El Levante vive en un guateque toda la segunda vuelta.
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