El estirón de Fabián
El gimnasta español se estrena en unos Europeos absolutos tras un año de problemas físicos
Que un adolescente crezca es normal. Para un gimnasta puede ser también un problema porque a los habituales dolores de crecimiento se añade la necesidad de adaptar los ejercicios y, en casos extremos, de reaprenderlos. Fabián González, uno de los gimnastas españoles más prometedores, está en ello. Llega a sus primeros Europeos absolutos, con 1,75m, una altura considerable para su deporte, y sigue creciendo.
"No sé cuánto he crecido este año ni cuándo voy a parar", se quejaba el gimnasta, de 18 años, brackets para corregir los dientes y unos Calvin Klein sobresaliendo ostensiblemente de las mallas, en uno de los últimos entrenamientos en Madrid antes de los campeonatos; "ya soy el más alto de la familia". Detrás del lamento, medio jocoso, están los dolores de espalda que le llevan martirizando toda la temporada y que han ralentizado la preparación de un gimnasta que lleva un par de años prometiendo lo mejor como júnior: cuarto en el último Europeo y dos medallas por aparatos (plata en salto y bronce en barra). El año pasado fue la muñeca y, antes, los hombros, otra vez la espalda... Así que al margen de las horas de entrenamiento, unas cinco diarias, seis días a la semana, la misma rutina desde que hace cuatro años llegara al Centro de Alto Rendimiento de Madrid desde Mallorca, Fabián, que también tiene curvada la columna, sigue un plan de fortalecimiento específico, explica Andrés Fernández, el médico del equipo. Acostumbrado a cuidar de adolescentes sometidos a un enorme esfuerzo físico, el doctor no cree que el del balear sea el caso más llamativo.
En el gimnasio sí lo parece porque es de lejos el más alto del equipo.
El atleta no es tan fuerte ni tiene los brazos y piernas hiperdesarrollados de la mayoría de sus colegas y eso hace que su gimnasia también sea diferente, más elegante, más vistosa, sin perder dificultad. Un ejemplo: brilla en el suelo y en el salto, donde los grandes dominadores suelen ser hormigas atómicas como Gervasio Deferr, pero también en la barra fija. "Fabián tiene mucha gimnasia en el cuerpo, tiene madera de medallista", suele decir de él el seleccionador, Álvaro Montesinos, siempre reacio a los grandes elogios. Y a los jueces también parece gustarles.
Nadie espera grandes cosas de Fabián en estos Europeos, en parte porque está en plena adolescencia, con todo lo que ello implica y es su primer gran campeonato. Pero se cuenta con alguna final del reinventado Rafa Martínez (el campeón de Europa de 2005 parece haber recuperado el amor por el sacrificio y gran parte de su gimnasia, azotada en los últimos años por las lesiones) y de los únicos finalistas españoles del último Mundial (Sergio Muñoz, en el concurso completo, e Iván San Miguel, en anillas).
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