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LIGA | BARCELONA 2 - GETAFE 1

La sequía se combate con goles imposibles

Alves y Bojan dan el triunfo al Barça en un encuentro que no supo cerrar y que el Getafe pudo igualar al final

El Barça coló el remate más difícil, un tiro desde la frontal del área de Alves, y aseguró la victoria con un gol de rebote de Bojan . A veces, cuando los mejores delanteros se ciegan ante la portería contraria, conviene recurrir a los laterales o a los arietes suplentes para resolver los partidos. Alves y Bojan concretaron ayer el fútbol embriagador de Messi, Xavi e Iniesta, luminosos en el pase, necesitados de un ariete con mala sangre como es Villa.

Villa no da con la portería, está desenfocado, incapaz de meter un gol, una suerte que domina como nadie en el mundo. Nadie personifica mejor que El Guaje el juego ofensivo del Barça. Hay mucho ruido en el área, aumenta la sensación de peligro, se adivina el remate, se presiente el gol. Falsa alarma la mayoría de veces, porque los azulgrana se anudan y no chutan o rematan mal, los árbitros no ven ninguna falta y los defensas sacan la pelota.

BARCELONA 2 - GETAFE 1

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Milito, Adriano; Xavi, Mascherano, Iniesta (Afellay, m. 80); Bojan (Keita, m. 68), Messi y Villa (Jeffren, m. 88). No utilizados: Pinto, Montoya, Fontàs y Busquets.

Getafe: Codina; Víctor Sánchez, Cata Díaz, Marcano, Miguel Torres; Parejo (Mosquera, m. 75), Borja, Casquero (Miku, m. 60), Albín; Manu del Moral y Arizmendi (Sardinero, m. 66). No utilizados: Gonzalo, Ríos, Pintos, y Álex Pérez.

Goles: 1-0. M. 16. Alves. 2-0. M. 50. Bojan. 2-1. M. 87. Manu del Moral.

Árbitro: Muñiz. Mostró la tarjeta amarilla a Alves, Cata Díaz, Villa, Miguel Torres y Xavi (se pierde el próximo partido, en Vila-real).

Camp Nou: 81.913 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Japón.

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Menos mal para el Barça que hay futbolistas como Bojan, que no necesitan jugar mucho ni poco para meter goles, y defensas que ejercen de extremos como Alves, desequilibrantes en partidos como el de ayer, presidido por una gran carga emotiva por la enfermedad de Abidal. Quizá no fue casualidad que los laterales, Alves y sobre todo Adriano, fueran de los mejores del partido, una manera de recordar al bueno de Abidal.

El Getafe acompañó en el homenaje con un partido aseado, ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. Falto de vértigo y de futbolistas, rebajado por las lesiones, llegó con el tiempo justo a Barcelona y se conformó con un marcador decoroso, como ya es su costumbre en sus enfrentamientos con los azulgrana. Le alcanzaron cinco minutos finales para justificar su visita al Camp Nou, un momento de pánico para los barcelonistas.

Necesitó calentar el Barça o, como es norma, requirió que apareciera Messi. La Pulga funcionó como despertador con un remate de chilena que desajustó al Getafe, un plantel con buenos peloteros. A efectos barcelonistas, se trataba de tener un poco de paciencia. Así transcurren muchos partidos en el estadio. Hay que prestar atención a la preparación del gol y la espera no siempre dura lo mismo. El de ayer llegó al cuarto de hora y fue novedoso, sorprendente en un campo donde los goles se intuyen.

Alves enganchó fuera del área una volea a bote pronto con el empeine exterior del pie derecho, después de un rechazo de Cata Díaz, y metió el esférico en la portería. Una vez desequilibrado el partido, el Barça afronta un segundo test, no siempre bien resuelto, como es el de cerrar el partido. Ya se vio en Sevilla. Ayer el árbitro le birló un penalti de Cata Díaz a Villa y Messi marró dos remates que en sus botas parecían fáciles.

Jugaba bien el Barça y a cambio remataba mal, un error que a veces pasa factura, sobre todo porque a veces ocurren accidentes como que resbale Piqué. Tirado el central, el balón llegó a Casquero, al que se le presentó un mano a mano con Valdés. Tiró el volante y sacó el pie el portero para suerte del Barça, que volvió a la carga con Messi vestido de artista y Villa desenfocado. El Guaje ha perdido precisión y el gol se le resiste como nunca.

Parecía mentira que tanta profundidad y productividad no mereciera un segundo gol barcelonista antes del descanso. Había que perseverar en el Barça y no vencerse en el Getafe. La situación invitaba a que apareciera un goleador más que un jugador. Y, llegado el tramo final de curso, hay pocos como Bojan. El pequeño ariete aguardó el pase de Messi, controló con la derecha y cruzó con la izquierda, nada de combinar ni de asociarse, sino que se imponía un tiro ante cinco zagueros y que sea lo que Dios quiera. Y fue gol después la pelota diera en Díaz.

Hubo muchos más remates fallados de Villa y algunos mal resueltos de Messi porque no paró de atacar el Barcelona. El problema es que no atinó y a cambio concedió un tanto al Getafe en un centro de Víctor Sánchez mal tapado por los centrales y bien rematado por Manu. Quedó el tiempo suficiente para poner a prueba el temple de la hinchada y la capacidad agonística del equipo. Hasta Albín dispuso de una ocasión para el empate.

Nadie es capaz de complicarse tanto la vida como el Barça, que pasa de acariciar la goleada a cerrar los ojos ante el último tiro del contrario, ayer el Getafe. Los delanteros tienen la pólvora mojada.

Alves abraza a Bojan tras el segundo gol del Barça.
Alves abraza a Bojan tras el segundo gol del Barça.JOSEP LAGO (AFP)
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