Noche de héroes en Nervión
El Barcelona cede un empate ante el Sevilla tras manejar a su antojo la primera parte de un encuentro con la intensidad propia de la Liga de Campeones
Todavía se estremece el Nervión. Tiemblan aún los postes de la portería de Javier Varas y le duelen las piernas a Abidal y Valdés. Aunque era de Liga, el partido de ayer fue más propio de la Copa de Europa. La contienda resultó tan tremenda que exigía un ganador y, sin embargo, a los dos equipos no les quedó más remedio que aceptar el empate. Aguantó el Sevilla agarrado a la zamarra de un grandioso Kanouté y no pudo resolver el Barça del célebre Messi. Ambos fueron dos futbolistas capitales en una noche futbolísticamente preciosa que abre de nuevo la Liga.
No es que los azulgrana administraran su ventaja de siete puntos sino que descontaron dos puntos y una jornada después de dar vida a los sevillistas. Al Barcelona le faltó maldad para rematar el partido cuando lo tenía de su parte y en cambio tuvo una respuesta extraordinaria cuando más le exigió el Sevilla. Fue un choque muy bonito, sin reservas, con dos equipos entregados a la causa, el uno con su juego ofensivo y el otro con una réplica excelente, más que nada porque supo corregirse sobre la marcha, sobre todo con la salida de Kanouté, líder del Arrebato.
SEVILLA, 1 - BARCELONA, 1
Sevilla: Javi Varas; Cáceres, Alexis, Fazio, Fernando Navarro; Jesús Navas, Medel, Zokora (Kanouté, m.45), Rakitic, Capel (Perotti, m.71); Negredo (Romaric, m.87).
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Abidal, Adriano (Maxwell, m.75); Iniesta, Busquets, Xavi; Pedro (Bojan, m.13), Messi y Villa (Keita, m.84).
Goles: 0-1, M.30: Bojan. 1-1, M.48: Navas.
Árbitro: Pérez Lasa (Comité vasco). Amonestó a los locales Cáceres (m.24), Zokora (m.27), Medel (m.61), Fernando Navarro (m.62), Capel (m.68), así como a los visitantes Adriano (m.39), Xavi, (m.61).
45.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Al Sevilla le faltaba cintura y le sobraban piernas, circunstancia decisiva para entender la alineación de Gregorio Manzano, que desplegó a su equipo a partir de tres pivotes y dos extremos muy afilados, pendientes ambos de las llegadas de Negredo. No estuvo mal como declaración de intenciones. A cada partido se pregunta por la alineación del rival porque hay competencia para dar con el antídoto contra el Barcelona. A la que el balón se puso en juego, el plan tampoco funcionó: el Sevilla se convirtió en un caballo de cartón en manos del dinámico y pelotero Barça.
El equipo andaluz no pudo cerrar por dentro, evitar el juego de combinación azulgrana, y tampoco llegó a atacar por fuera a los laterales barcelonistas. La posición de Alves y Adriano, más agresivo que Maxwell, es vital para entender la mecánica del juego. Vulnerables en su área, los dos desequilibran cuando enfocan la contraria, cuando el equipo juega en cancha rival, estirado por Sergio Busquets. Y anoche el Barcelona atacaba estupendamente desde la salida con el equipo titular, el mismo que negó al Arsenal en la Champions un despliegue sensacional.
A excepción de Piqué, que relegó a Mascherano al banquillo mientras que Sergio Busquets recuperaba su puesto natural del medio centro, los azulgrana jugaron con los mismos futbolistas que frente a los gunners y repitieron una actuación parecida. Académicamente incluso fueron mejores por las muchas prestaciones que ofrece Sergio Busquets. El fútbol azulgrana era irreprochable, por aseado, por la posesión de la pelota, por el rondo al que sometió al Sevilla, desenchufado en su propio estadio, donde suena el himno más entusiasta de la Liga.
Oficiaba el Barça la misma función que el martes en el Camp Nou. Exquisito en la elaboración, no daba con el último pase y le faltaba pegada. Las circunstancias jugaron por momentos en su contra porque se lesionó Pedro y el árbitro anuló un gol de Messi a la salida de una falta. La Pulga la puso en la escuadra y el colegiado apreció falta de Sergio Busquets. Habrá que preguntar si hay una nueva regla para tales jugadas.
Abidal se bastaba para mantener a raya al Sevilla hasta que llegó por insistencia el gol del Barcelona, infatigable en su juego de atacar, presionar, recuperar y volver a atacar. Iniesta enfiló el área, dejó la pelota para Alves y el toque del lateral lo embocó Bojan, que convirtió un mal control en un gol, toda una noticia para un delantero que no marcaba desde el pasado 12 de diciembre. Al Barcelona le faltó instinto para acabar el partido, cosa que agradeció el Sevilla, que se escapó vivo después de un remate al larguero de Messi.
Apareció Kanouté en la cancha y Nervión se conectó con el Sevilla. Frágiles defensivamente, los andaluces dejaron de contemplar el encuentro, se arrimaron en cancha ajena con dos delanteros y alcanzaron fácilmente posiciones de ataque porque Negredo se sintió más valiente con Kanouté. Ambos combinaron muy bien para que Navas cabecera a la red y el propio Negredo marró un remate que era gol. Al Barcelona le costó recomenzar el partido por la mejora del Sevilla y también por el desgaste del encuentro ante el Arsenal.
A los azulgrana les faltaban delanteros porque Villa aparecía poco, el liviano Bojan apenas tenía peso en el encuentro, no estaba Pedro y a Messi le faltaba un punto de frescura para rematar sus propias jugadas, motivos de sobra para que el Sevilla aspirara no solo al empate sino a la victoria. Atento defensivamente, sus transiciones ofensivas fueron cada vez más intimidadores con la presencia de Perotti.
La ofensiva del Barcelona y el contragolpe del Sevilla dibujaron un tramo final excelente, presidido por una parada sensacional de Víctor Valdés a tiro de Navas. Agrandado por Kanouté, el equipo de Gregorio Manzano era mucho más reconocible y desde la naturalidad le discutió a veces el balón al Barcelona.
La madera devolvió un tiro de Iniesta, Abidal cortó una llegada de Negredo, Navas sacó un balón bajo los palos y el árbitro le negó un penalti a Bojan, saco de todos los golpes. Pasaron una y mil cosas en un final vibrante y, sin embargo, la pelota se negó a entrar después que los jugadores se quedaran con los calzones en las manos, reventados por el esfuerzo, y la hinchada se quedara sin voz. Estaba prohibido rendirse, solo el árbitro no estuvo a la altura de la belleza del partido.
Así que queda Liga por más que ayer pareciese que en Nervión se jugaba la Copa de Europa.
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