Djokovic descarrila a Federer
El serbio vence al número dos por 7-6, 7-5 y 6-4 en tres horas de juego
Implacable, el tren del tiempo pasó a toda velocidad por la fría noche de Melbourne y se llevó con él varios registros tremendos: el serbio Novak Djokovic derrotó (7-6, 7-5 y 6-4 en 3h) en semifinales al suizo Roger Federer , el campeón actual del Abierto de Australia, y al hacerlo le catapultó hasta días pretéritos, ya perdidos en el recuerdo.
Al caer en semifinales, el número dos acumuló cuatro grandes seguidos sin llegar al partido definitivo, lo que no le ocurría desde 2003. Al ceder su puesto en el partido por el título, igual que había hecho antes Rafael Nadal, permitió que entraran en discusión por el trofeo otros tenistas, lo que solo ha ocurrido otras dos veces desde 2005 (los dos mejores habían ganado 21 de los 23 últimos grandes). Y al despedirse de Melbourne sin siquiera ganar una manga, fracasado en su misión de convertirse en el tenista de mayor edad en ganar un torneo del Grand Slam desde 2003, Federer dejó una ristra de dudas.
El número dos tiene 29 años. Hace un suspiro que se impuso con brillantez en la Copa de Maestros, que reúne a los mejores jugadores del mundo. Su tenis tiene absoluta vigencia. Le sobra, como siempre, talento. A ese precioso elemento le añade últimamente vértigo y estructura. En Australia, sin embargo, le faltó tranquilidad, el pausado y poderoso 'crescendo' necesario para preparar con garantías el asalto: estirado hasta la quinta manga por el francés Simon en segunda ronda y hasta la cuarta por Tommy Robredo en octavos, casi nunca pisó terreno seguro. Dominado por dos sets ante Djokovic, al número dos le faltó convicción y consistencia, hasta el punto de dilapidar inmediatamente (6-7, 5-7 y 4-5) el break que había recuperado (6-7, 5-7 y 4-4) con sangre, sudor y lágrimas.
Mucho de la derrota del suizo, que llegó a dominar 5-2 en la segunda manga, se explicó a través de Djokovic. El serbio, que ya le venció en el cruce de semifinales del Abierto de Australia 2010, vivió un día de furia. Su golpeo fue violento. Su propuesta, valiente, en otra época, quizás suicida: arrancó tirando de derecha a derecha, sin rehuir el mejor golpe del suizo. Luego, según creció el partido en tensión y emociones, disparada la grada, rotos uno tras otro los servicios, empezó a encajonar a Federer sobre su revés, para rematarle en el lado contrario de la pista.
En 2008, el número dos perdió en idéntica fase y contra el mismo rival. Entonces explicó la derrota con una mononucleosis. Tres años después, Djokovic fue el virus, la picadura venenosa, cicuta para su raqueta. El serbio, acunado por su servicio, finalista en el Abierto de Estados Unidos y campeón de la Copa Davis en los últimos meses, espera ahora al ganador del Andy Murray-David Ferrer (viernes, Cuatro, 9.30).
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