El Villarreal, a lo suyo

Abrigado por El Madrigal, en una noche gélida que invitaba más a caldito y manta que a la disputa o contemplación de un partido de fútbol, el Villarreal logró una vez más una victoria trabajada ante la Real Sociedad, que se adelantó, pero fue victima de la ambición y superioridad de un rival cálido y a la vez apasionado y que cuenta con jugadores de primerísimo nivel. La visión de Cazorla y el instinto goleador de Rossi, que anotó los dos goles amarillos y que crece jornada a jornada, tumbaron al conjunto de Martín Lasarte, que hasta el final no se resignó a la derrota.

Con Cazorla de inventor y Rossi de finalizador, al Villarreal, justo de fuerzas, lo que le proporciona algún que otro susto en su área, logró imponer su criterio, siempre a partir del esférico, con una irrenunciable vocación ofensiva y carácter suficiente para revertir situaciones contrarias. El gol de la Real a la media hora no hizo más que espolear a un Villarreal que no se descompuso en ningún momento, que insistió en su propuesta y defendió con orden los puntos obtenidos a partir de la fidelidad a su idea.

Cazorla, recuperado de sus problemas musculares, acaparó para sí el esférico en un arranque en el que el Villarreal se propuso intimidar a la Real con el control del juego y múltiples asociaciones. Sin dejarse amedrentar, la Real pudo dos veces adelantarse en el marcador, la primera de manera casual tras un despeje de Estrada que dio en el larguero de Diego López y la segunda tras una internada de Griezmann que ni Aramburu y Xabi Prieto acertaron a embocar.

Si las aproximaciones del Villarreal al área de Bravo resultaban más frecuentes, las de la Real, que aparentaba ceder terreno, eran más selectivas. A la tercera se adelantó el cuadro de Martín Lasarte tras un balón colgado al área que Joseba Llorente dejó de cabeza para que Aranburu, también con la testa, marcara tras tocar la pelota en el larguero y dar en la espalda de Diego López.

A Martín Lasarte no le gustó que su equipo concediera tantos metros al conjunto amarillo, demasiado pendientes de un rival que se desenvuelve con soltura en espacios reducidos y que, sin embargo, alcanzó el empate al filo del descanso, tras un robo del balón en el despliegue de la Real que cayó a los pies de Cazorla, que filtró un pase por el centro de la zaga donostiarra al que acudió Rossi para lograr empatar tras un disparo cruzado que Bravo no llegó a detener. El delantero internacional italiano se ha propuesto dar el salto de calidad definitivo que le consagre como uno de los mejores delanteros del mundo. Para Rossi, contar con Cazorla de asistente es todo un lujo, al igual que la compañía de Bruno, Borja Valero y Cani, el excelso centro del campo del Villarreal, que se repite una y otra vez desde el inicio del curso.

El choque de estilos, más elaborado y paciente en el Villarreal, más directo en la Real, derivó en un primer acto abierto en el que nadie renunció a nada. Protegido en la defensa, el conjunto donostiarra también tenía armas para contestar, con una segunda línea de ataque dinámica y creativa con Griezmann, Aranburu y Xabi Prieto, que escoltan a Joseba Llorente, el encargado de chocar con los defensas y generar grietas en la zaga contraria.

Logrado el empate a falta de cinco minutos para concluir el primer periodo, el Villarreal puso la directa nada más regresar del descanso. Una pérdida del balón de un Xabi Prieto más apático de lo habitual la aprovechó de nuevo Cazorla para asistir otra vez por el centro a Rossi, que volvió a batir a Bravo tras picar con suavidad el esférico. El italoamericano lograba su undécimo gol en una temporada para enmarcar para alegría del un Villarreal que supo defender hasta el final el resultado que le asienta en la tercera posición de la tabla.

Villarreal 2 - Real Sociedad 1