El Sevilla desespera al Málaga

Un Sevilla más preocupado por ver pasar los minutos en el marcador, cómodo por la ventaja de la ida, apeó de la Copa del Rey al neoMálaga de Pellegrini. El equipo de la Costa del Sol, aún pendiente de ensamblar todas sus piezas nuevas tras el paso voraz del jeque Al-Thani por el mercado de fichajes de invierno, sufrió en La Rosaleda un castigo más cruel del que merecía.

Gregorio Manzano demostró que se traía bien estudiado el partido desde Sevilla, tras el 5-3 del partido en el Pizjuán, y plantó ante el Málaga un bastión defensivo. Al entrenador de Bailén solo le faltó colocar delante de la puerta de Palop a las carrozas de los Reyes Magos, que desfilaban al mismo tiempo por el centro de la ciudad y que fueron responsables de que las gradas presentaran un aspecto tristón.

En la primera parte todas las ocasiones, si bien ninguna de extrema claridad, correspondieron a los locales. Duda ponía saques de falta y centros medidos con el tiralíneas que tiene por pierna izquierda y Demichelis, que aportó templanza a la defensa local, se dejaba ver rematando de cabeza. También Apoño, que juega hipermotivado en los clásicos andaluces, probó suerte con un tiro lejano. Y Manolo se permitía virguerías de tacón ante Diego Capel. Mientras tanto, en la otra punta del campo, el debutante Asenjo se aburría bajo los palos.

Sin embargo, la defensa sevillista, con unos excelentes Escudé y Alexis, desactivaba con eficacia cualquier peligro, y dejaba que el tiempo, siempre a su favor, transcurriera moroso. Los centrales hispalenses pusieron sordina a Rondón y Eliseu, que solo inquietó a Palop con un cabezazo picado al borde del descanso.

El partido -y la eliminatoria- se resolvió, si no lo estaba ya, de forma inesperada al arrancar la segunda mitad. Romaric, experto en aguarle las noches a los malagueños, detonó una falta desde 40 metros. El balón, tras rozar en la espalda de Camacho, se aceleró venenosamente y perforó la escuadra de Asenjo.

El silencio se adueñó de La Rosaleda. Pellegrini trató de afilar el ataque incorporando al joven Portillo y a Sebas Fernández, el fichaje más caro del antiguo Málaga de principios de temporada. Pero el equipo ya estaba pensando en el encuentro del domingo contra el Athletic, y la necesidad de salir de los últimos puestos de la Liga. Solo Duda, con un tiro desde fuera del área, inquietó algo a Palop. Navas, prácticamente desaparecido durante todo el encuentro, fue el único motor ofensivo del Sevilla. En el minuto 64, el extremo colocó en los pies de Perotti un balón imposible de fallar.

Con el Málaga desarbolado y deseando que llegara el final del partido -Iglesias Villanueva no prolongó la agonía ni un segundo- llegó el último gol. Un tiro de falta por la escuadra que solo tendrá importancia en la estadística personal de Luis Fabiano, que marcó su tanto número 100 con el Sevilla.

Málaga 0-3 Sevilla