Un gol de reclinatorio
Incluso con la línea media inutilizada por el cuerpo a cuerpo, España mantuvo su personalidad
De uno en uno hasta la victoria final. Así ha caminado España por Sudáfrica . Le ha alcanzado con un gol a cada partido para conquistar la Copa frente a rivales de diferente condición, muy fecundos los unos, extremadamente cicateros otros, y alguno muy agresivo como ayer Holanda. Los muchachos de Van Marwijk jugaron de local porque así lo decía el programa, porque el campo era oranje y porque el árbitro respetó la carnicería que montó en la cancha con un surtido de feas entradas y faltas tácticas y un carrusel de aspavientos. Holanda rascó y no se cansó de pegar en su intento por desquiciar a España. Nada mejor para responder a la agresividad que la sutileza. El gol del triunfo lo marcó Iniesta y se lo dedicó a Jarque. Una postal deliciosa después de una batalla dirigida por el cacique Van Bommel. La imbatilidad de Holanda acabó después de 25 partidos invicta. Pensó Del Bosque que la alineación de la semifinal bien valía para la final y volvió a acertar con los cambios. España supo jugar el partido porque era su final. Incluso con la línea media inutilizada por el cuerpo a cuerpo, supo mantener su personalidad ante un adversario temible por su calidad física y el juego de Robben.
Casillas. Una actuación completa. Sneijder le probó al poco de empezar con un golpe franco que blocó con seguridad. Atajó muy bien por alto y le sacó dos remates muy difíciles a Robben: uno, fuerte, raso, junto al poste izquierdo, y el otro en un mano a mano espectacular, después de una asistencia de Sneijder, porque aguantó al delantero y después le sacó la pelota con un pie. Fue igualmente decisivo en un balón que Robben le ganó a Puyol por velocidad cuando se anticipó desde el suelo con las manos. Tuvo un lapsus en una cesión de Wiel que se convirtió en remate cuando el guardameta dejó botar el balón.
Sergio Ramos.Excelente. Arrancó al galope y protagonizó dos de las tres primeras ocasiones de gol de España: el portero le sacó con una palomita un cabezazo después de una falta botada por Xavi y más tarde Heitinga se cruzó para rechazar un centro chut a pocos metros de la línea de gol. Los saques largos de Stekelenburg en busca de la cabeza de Kuyt para que descolgara la pelota le obligaron a estar atento en defensa. Imperial, aburrió a Kuyt y a cuantos se dejaron caer por su banda derecha, y retomó el juego de ataque con un cabezazo a la salida de un córner que salió por encima del larguero.
Puyol.Aunque tomó una tarjeta por una entrada por detrás a Robben, estuvo sobrio, rápido en el cruce y se anticipó bien en el juego aéreo y por raso, sobre todo cuando la pelota la manejaba Robben, excepto en una jugada directa, con previo cabezazo de Van Bommel, que habilitó al extremo. Robben le desbordó por velocidad y provocó la salida de Casillas. Tuvo que estar especialmente atento a los pases interiores para Robben.
Piqué.Menos participativo que en partidos anteriores porque los holandeses le taparon la salida de balón y obligaron a que lo jugara Puyol. Le bloquearon en las jugadas de estrategia y pocas veces pudo poner en práctica los cambios de orientación que tanto oxigenan el juego español. Tampoco pudo cortar el avance de Robben cuyo remate evito Casillas.
Capdevila. Van Persie le sacudió muy pronto con una fea entrada al tobillo y tuvo que cuidar de Robben. Holanda atacó mucho por su lado y estuvo muy exigido, sobre todo por la velocidad y el regate de Robben. Recibió ayuda en las coberturas de Puyol y, de forma alterna, de Alonso y Busquets. Marró un remate en el área chica después de un cabezado de Puyol a la salida de un córner. Asomó por el área contraria con el discurrir del partido. A menudo, España defendió con tres jugadores.
Busquets. Muy presionado e intimidado por una escalofriante patada de Sneijder, fue capaz de no perder soltura en el juego ni la posición en el césped. Los holandeses procuraron evitarle con su fútbol directo y de vértigo. No dejó que los rivales combinaran en la zona y ayudó a los laterales y a los interiores.
Xabi Alonso. La patada correspondiente se la dio De Jong: le puso la bota en el pecho como si fuera un karateca. Impreciso en el pase, ayudó mucho en defensa. Van Bommel se lo cargó literalmente en una entrada al área sin que el árbitro se diera por enterado. Le sustituyó Cesc.
Xavi. Los holandeses no le dejaron pensar para que filtrara pases a Villa y Pedro. Muy encimado y tapado, le costó tirar el hilo del juego y romper el futbol posicional de De Jong. A cambio se prodigó mucho con sus llegadas al área desde la segunda línea y tiró dos golpes franco que se le escaparon por poco. Heitinga, además, le puso el pie cuando se disponía a rematar a Stekenlenburg.
Pedro. Apenas pudo recibir la pelota entre líneas, emparedado en cada jugada. No paró de moverse ni de revolotear para combinar o armar el tiro, cosa que consiguió solo un par de veces sin éxito. Sustituido por Navas.
Villa. Muy vigilado y en situación de inferioridad, buscó la espalda de los centrales y tiró desmarques para recepcionar los posibles pases, que fueron escasos. Tuvo dos remates francos: uno lo estampó en la parte posterior de la red y el segundo, en la boca de gol, se lo sacó Heitinga.
Iniesta. A pesar de que no le van los partidos tan físicos como el que planteó Holanda, siempre pidió la pelota y miró de frente al rival hasta que le venció, como en Stamford Bridge. Protagonizó cinco jugadas estupendas. Una: Sneijder le rebanó el cuero después de quebrar a Heitinga en un uno contra uno. Dos: asistió a Cesc en una jugada de gol semejantes a las dos protagonizadas por Robben. Tres: se perdió en una llegada que quiso culminar cuando tenía a Villa dispuesto con el gatillo. Cuatro: provocó la expulsión de Heitinga cuando tiró una pared con Xavi. Y cinco: marcó un gol con un tiro cruzado que vale una Copa del Mundo. Un tanto de reclinatorio.
Navas. Agitador del partido por su velocidad y regate. Entró muy bien por la banda, le puso un centro de gol a Villa y Van Bronckhorst le puso el pie a un tiro que cogía portería
Cesc. Le dio aire y llegada al equipo. Iniesta le habilitó para que resolviera en la prórroga con un pase que le dejó solo frente al portero. Algo forzado en su llegada, Stekelenburg le sacó el remate con el cuerpo. Fue decisivo en la jugada del gol porque recibió de Torres y prolongó para Iniesta, que no perdonó.
Torres. Entró por Villa en el intermedio de la prórroga y se rompió después de participar en la jugada del gol.
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