El Madrid se estrella en la tela de araña
El conjunto de Messina, al borde de la eliminación tras caer ante un Cajasol peleón
"Después de diez años sin que el Cajasol acudiese a los playoffs estamos contentos... pero queremos ganar". Las proféticas palabras corresponden a Dusko Savanovic, ala pívot del Cajasol, sexto clasificado, que se ha enfrentado al Real Madrid, tercero, en el primer partido de cuartos. Hambre, eso es lo que tenía la plantilla sevillana, que ha acudido a Madrid con la intención de asustar a los locales. Al término del partido, todavía estaban temblando (60-66). El proyecto de Ettore Messina está a una derrota de la eliminación en cuartos y del fracaso más estrepitoso.
El Madrid, el mejor ataque de la liga, ha caído desde el inicio en la red tejida por Joan Plaza. El técnico del Cajasol, ex del conjunto blanco, ha planteado un encuentro a pocos puntos, a destruir más que a crear. De esa tónica sólo se ha salvado Savanovic, eje del club sevillano, que veía cómo su equipo adormecía poco a poco el choque. Con Llull, revulsivo habitual, en el banquillo por personales, el carácter del Madrid lo ha impuesto el capitán, Felipe Reyes. Un triple suyo ha despertado del letargo a los madridistas para llegar al ecuador con ventaja de tres puntos, tras una alternancia de poderes al mando del electrónico (34-31).
Cuando parecía que el Madrid volvía a tener hambre y lo peor había pasado, de repente, ha vuelto a encontrarse sin apetito. Sólo Bullock lograba percutir el aro rival, más allá de los puntos que rebañaban los interiores. Messina no encontraba remedios para paliar la escasez anotadora, mientras Almond, flamante fichaje para la recta final de liga, no ha disputado un solo segundo. Y Kaukenas, en la grada descartado. El Cajasol se ha crecido hasta convertirse en el Madrid y, amparado en la intimidación de Triguero y el acierto de la dupla Savanovic-Kirksay, sólo ha esperado el momento justo para soltar la traca final. A Ellis le ha correspondido tal honor, con el triple que sentenciaba al encuentro (54-66, a falta de dos minutos). Ya a tumba abierta, Llull, patrón de los imposibles, ha intentado su enésima machada. Demasiado tarde.
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