Theo Bos vuelve a dar la sorpresa en la Vuelta de Castilla y León
El holandés gana también la segunda etapa y sigue líder en la clasificación general
El ciclista holandés Theo Bos, del equipo Cervelo, se ha impuesto hoy al esprint, con un tiempo de 4 horas, 45 minutos y 55 segundos en la segunda etapa de la Vuelta Ciclista a Castilla y León, que ha discurrido entre Burgos y Carrión de los Condes (Palencia). El ciclista ha ganado su segunda etapa en la presenta edición de la Vuelta a Castilla y León lo que le mantiene como líder de la clasificación general. Le ha seguido, como en el día de ayer , el australiano Graeme Brown, de Rabobank.
El grueso del pelotón, a excepción del español Daniel Sesma, del Euskaltel Euskadi, quien abandonó la carrera debido a las heridas que sufrió durante la etapa de ayer en una caída, salió puntual de Burgos capital sobre las 11,15 horas.
La etapa de hoy, que finalizó en Carrión de los Condes (Palencia), era temida por su extensión (209 kilómetros) y por los estragos que podía causar el viento a partir de la localidad palentina de Osorno. Sin embargo, los primeros compases de la carrera estuvieron marcados por una débil lluvia que no impidió que ya en el kilómetro ocho, antes de llegar a Quintaortuño (Burgos), fuesen tres los corredores que lanzasen el primer ataque de la jornada. No fructificó y el grupo, enseguida, se volvió a unificar hasta que en el kilómetro 22, el español Iban Mayoz, de Footon Servetto (muy activo en lo que va de Vuelta), el holandés Steven Kruijswik, de Rabobank, y los españoles José Toribio, de Andalucía Cajasur, y José Herrada, de Caja Rural, iniciaron una evasión que alcanzó su máxima ventaja en el kilómetro 50, antes de llegar a Llanillo (Burgos).
Entonces, eran siete los minutos de diferencia, en parte gracias a la desidia con que actuó un grupo perseguidor que, a partir de este instante, se puso el mono de trabajo de cara a abortar la fuga del día. Una escapada que en el único puerto de la etapa, el Alto del Embalse (Palencia), de tercera categoría, mantenía una renta de cinco minutos y treinta y cinco segundos. Los puntos para la clasificación de la montaña se los repartieron entre Iban Mayoz, José Toribio y José Herrada.
Todavía quedaba mucho bacalao por cortar, pues eran unos 130 los kilómetros que quedaban para alcanzar la meta. No obstante, Astana y Cervelo empezaban a tirar del pelotón en su afán por dar caza a los cuatro escapados, cuya ventaja en el kilómetro 101, antes del avituallamiento realizado en Becerril de Campos (Palencia), se rebajó hasta los cuatro minutos y medio. Al rato, Iban Mayoz redujo el ritmo de su pedalada hasta ser reagruparse con el pelotón. Mientras, los otros tres fugados seguían imponiendo una dura batalla, más al ver que el viento no soplaba de una forma feroz al paso por Osorno y que podrían llegar al primer paso por meta con una ventaja que rondaba los tres minutos y medio.
La velocidad de los corredores, al contrario que ayer, era endiablada, pues marchaban con anticipación sobre el mejor horario previsto. Restaban unos 56 kilómetros para atravesar la línea de meta y el cielo se había despejado ligeramente, aunque no se descartaba que el viento provocase algún corte. Las condiciones climatológicas acompañaban para ver un final de etapa que se presumía también al esprint, dado que Cervelo, el equipo del líder provisional, el holandés Theo Bos, y el Astana, el conjunto de Alberto Contador, seguían controlando al grupo retrasado.
A los tres ciclistas escapados se les veía cansados a la salida de Amusco. Les pesaban las piernas y era cuestión de minutos que el pelotón tirase por la borda sus más de 150 kilómetros de fuga. Algo que no ocurrió cuando Herrada, Kruijswik y Toribio erraron su camino y se vieron obligados a regresar atrás para volver a la senda correcta hacia Carrión de los Condes. Sin embargo, al instante, fue atrapado por el pelotón un Kruijswik vacío, mientras que Herrada y Toribio se mantuvieron con firmeza en la cabeza de la carrera. Seguían vivos y les quedaban tan sólo 25 kilómetros para llegar a Carrión de los Condes.
Su ventaja rondaba el minuto y medio y el ímpetu propio de su juventud les hacía rodar con una buena cadencia, a pesar de que se al pelotón se le divisaba hambriento y poco dispuesto a permitir sorpresas. Por eso, a falta de 20 kilómetros, un minuto escaso les separaban. Seis mil metros más adelante, los fugados miraban hacia atrás y se dejaban llevar hasta que los "gallos" les absorbieron, para, inmediatamente después, provocar un corte en Revenga de Campos. Veintidós corredores pasaron a comandar la carrera. Un grupo dominado por Astana y Rabobank y del que se quedaron fuera pocos de los hombres importantes. Entre ellos, Ezequiel Mosquera. Por detrás, tiraban Cervelo y Barbot para dar captura a la tercera escapada del día y la mayor amenaza. Lo lograron a falta de cuatro kilómetros para meta.
Se llegó a formar otro corte antes de alcanzar la llegada, pero los escasos y avezados especialistas ya estaban colocados para encarar el esprint final en Carrión de los Condes, donde, al igual que en Burgos, el holandés Theo Bos demostró su voracidad.
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