Sufrimiento del Depor

El Deportivo sigue cuesta abajo. Sólo el Valladolid lleva peores números en la segunda vuelta, que seguramente ha puesto al equipo de Lotina en su sitio: no tiene potencial para luchar por el cuarto puesto como soñó durante más de media Liga. Hoy cedió un empate ante un Racing titubeante, pero pleno de tesón.

Apurado como andaba después de cuatro derrotas consecutivas y la perspectiva de visitar el miércoles al Barcelona, el Deportivo encontró aire con un gol cuando no se había jugado ni un minuto. Marcó Riki, que explotó las carencias de Oriol, despistado para contrarrestar un balón largo de Aranzubia. Nada es casualidad. No es el primer pase de gol que da el portero ni la primera vez que Riki aparece para resolver los endémicos problemas del ataque. Es un futbolista difícil de ubicar para los técnicos: no es delantero centro, pero en la banda se ahoga; carece de la sutileza precisa para ser un pasador desde la mediapunta, pero quizá por eso, en ocasiones, parece imparable.

En Getafe decían que era potencia sin control, en el Deportivo ha ido de menos a más, siempre lastrado por las continuas lesiones musculares. Ayer sostuvo al equipo. En la primera media hora marcó, envió un remate al palo y dio aire a su medular, poco acostumbrada a tener auxilio por delante. Riki domina el manual del delantero, se desmarca, temporiza, propicia que sus compañeros puedan ganar metros y jugar lejos de Aranzubía, incluso tiene un punto piscinero ya calado por los árbitros. Parece algo elemental, pero últimamente en el Deportivo se había convertido en inaudito.

Con todo, pese al gol y la confianza de jugar en ventaja, el Deportivo sufrió padecimientos propios de un equipo herido. El Racing le golpeó a la contra y cada córner fue una amenaza para Aranzubia, al que ayudó su habitual solvencia y la candidez de Tchité, que no dio pie con bola en la hora escasa que estuvo sobre el césped. Con llegada, pero sin pegada, Portugal Portugal llamó a Xisco e Iván Bolado; después, a Toni Moral, y paseó a Munitis por todo el frente del ataque. Para entonces, el Deportivo ya había corregido sus desajustes en el balance defensivo, pero ni así le alcanzó para evitar el empate en una desatención de Laure, al que Toni Moral ganó la espalda para rematar un centro de Munitis.

No hubo respuesta del Deportivo, débil físicamente. "Hacía mucho calor", alegó al final Lotina en una disculpa que Irureta convirtió hace años en un clásico de la primavera. Tiembla el técnico de Meñaka, que mira hacia la próxima campaña y augura sufrimientos si el equipo sigue en la línea de los tres últimos meses. Al menos ayer descubrió un proyecto de futbolista, un lateral izquierdo, el cuarto que ha probado tras la lesión de Filipe. Algunas voces ya le habían alertado sobre Raúl, pero Lotina lo había descartado por inexperto. Atento en defensa, siempre descarado y predispuesto para progresar por su flanco, Raúl demostró que con la cantera importan más las condiciones. El resto es paciencia y trabajo, justo lo que demanda el Deportivo.

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