La reina de los Juegos tiene fondo
La noruega Marit Bjoergen suma su tercer oro en los relevos del esquí nórdico
El esquí nórdico, como la gimnasia en los Juegos de Verano, ha dado en muchas ediciones la mayoría de reyes y reinas para los de Invierno. El resultado de la ecuación siempre ha sido lógico. Muchas pruebas en el programa y variado reparto de medallas. En la modalidad alpina, con la especialización cada vez mayor en cada prueba, resulta mucho más complicado que antaño. El caso de la grandísima favorita femenina, la estadounidense Lindsey Vonn, ha sido elocuente. Se ha quedado en su oro del descenso y el bronce del supergigante. Pero la noruega Marit Bjoergen, una de las muchas estrellas del esquí de fondo, se coronó ayer como la más laureada hasta el momento en Vancouver. Sumó su tercer oro y tiene además un bronce. El sábado, aún puede obtener otra medalla en la prueba maratón femenina, los 30 kilómetros.
Hace cuatro años, en Turín, 2006, esta curtida atleta que el próximo 21 de marzo cumplirá los 30, sólo pudo ser plata en los 10 kilómetros. Fue un fracaso tremendo para una mujer que había encabezado el ranking mundial absoluto en 2005 y en la misma temporada de los Juegos.
En Vancouver empezó en la misma prueba disputada el primer día del calendario con otro pequeño disgusto. Bajó incluso al bronce. Pero se iba a resarcir sobradamente. A los dos días ganó la prueba más rápida, el sprint sobre 1,2 kilómetros y dos más tarde los 15 de persecución, mitad en esquí clásico, con las tablas en paralelo, mitad en la forma de patinador.
Bjoergen es una esquiadora polivalente, que se maneja en los dos estilos. Ayer, tras seis días de descanso, hizo el último relevo de los 4 x 5 kilómetros y arrolló. Ya ganó su primer oro en esta prueba en Salt Lake City 2002. Su compañera Steira puso ya a Noruega en cabeza en la posta anterior, pero cuando le dio la palmada en la espalda a Bjoergen para el tramo decisivo, aún tenía pegada a Italia. Alemania y Finlandia, ya a 16 segundos.
Pero la reina fondista, imparable, venció con 24 de margen ante la alemana Nystad y 30 sobre la finlandesa Saarinen. A la italiana Valbusa, con la que empezó codo a codo, le sacó 45. Acabó desfondada al tratar de seguirla y perdió hasta el bronce.
La nueva reina tuvo tiempo sobrado para el ceremonial habitual de los campeones autoritarios del fondo que ganan destacados. Lamentablemente, España también vivió esos momentos de alegría engañosa con Johann Muehlegg en 2002. Se acercó a la grada en la entrada de la recta final para recoger una bandera de su país y enarborlarla hasta cruzar la meta. Fiesta nacional con el rey Harald, incluso, en el palco de autoridades.
Bjoergen, de momento, como todos los participantes en Vancouver, porque no ha habido ningún positivo, es una campeona que se aprovechado precisamente de la purga de dopaje en el esquí de fondo. Primero finlandés y luego ruso. Su palmarés estaba ya adornado con cuatro títulos mundiales, dos platas y tres bronces entre 2005 y 2007. Pero nada en 2009 donde aún mandaba Rusia. Siempre las sombras de la sospecha.
En los 30 kilómetros finales, por ejemplo, tendrá difícil derrotar a la polaca Justina Kowalczyk, que ha ganado esta temporada siete pruebas de la Copa del Mundo, pero ha perdido hasta ahora la partida olímpica con Bjoergen. Fue plata en el sprint y bronce en los 15 kilómetros. Ayer puso al equipo polaco en cabeza en un segundo relevo espléndido antes de caer al sexto lugar. Ella también tiene su lado oscuro de dopaje. Sancionada por consumo de esteroides 2005 logró con triquiñuelas legales que anularan la sanción. Siempre, en los grandes esfuerzos, el filo de la navaja de la trampa.
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