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LIGA EUROPA | Valencia 3 - Brujas 0

Pablo vence al antifútbol

El Valencia consuma la revancha y supera en la prórroga a un Brujas otra vez muy duro

Le costó mucho, una eternidad, pero al final el Valencia impuso su tremenda superioridad ante un Brujas otra vez muy duro y con un portero, Stijnen, en estado de gracia. Mestalla, repleto, sufrió y disfrutó por partes iguales antes de ver cómo Pablo Hernández emergió en la prórroga para resolver. Cansado de un sinfín de ocasiones desperdiciadas, el volante castellonense golpeó con rabia desde la frontal tras hacerle un caño afortunado al central Alcaraz. Tras unas semanas de bajón, Pablo volvió a recuperar el fulgor de la primera vuelta. El Valencia siguió atacando hasta el último minuto, el 120, en una victoria coronada por el propio Pablo en un contragolpe final. El cuadro de Emery se medirá en octavos al Werder Bremen.

Valencia 3 - Brujas 0

Valencia: César; Marchena, Albelda, Dealbert; Pablo Hernández, Banega, Baraja (Alexis, m.45), Miguel; Villa, Zigic (Joaquín, m.56) y Mata (Maduro, m.118).

Brujas: Stijnen; Donk, Hoefkens, Alcaraz, Klukowski; Geraerts, Odjidja (Chávez, m.101), Lestienne (Dahmane, m.80); Sonck (Akpala, m.90), Perisic y Kouemaha.

Goles: 1-0, m.1: Mata; 2-0, m.96: Pablo Hernández; 3-0, m.117: Pablo Hernández.

Árbitro: Claus Bo Larsen (Dinamarca). Amonestó por parte del Valencia a Villa y Baraja, y por parte del Brujas a Kouemaha, Klukowski y Odjidja.

Incidencias: partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa disputado en el estadio de Mestalla ante cerca de 50.000 personas. Terreno de juego en buenas condiciones

Pese a la inteligencia de Mata y Silva, al equipo de Emery le faltó concreción
El extremo surgió pletórico, primero con una vaselina y luego con un disparo seco

Sorprendió Emery en la alineación, no sólo por los jugadores, sino por la táctica: un 3-5-2 hasta ahora inédito. Miguel abandonó su previsto lateral izquierdo para subir la banda como un carrilero. Y se lo tomó tan a pecho que, antes del primer minuto, ya había llegado a la línea de fondo y su centro lo empalmó con la derecha Mata. El Valencia daba salida así a la rabia acumulada desde Brujas, donde el conjunto local se había empleado con violencia.

Dos mediocentros de creación -Baraja y Banega- surtieron en los primeros minutos un gran volumen de juego de ataque canalizado por Mata y Pablo antes de llegar a Villa, abierto en el extremo izquierdo para que Zigic ocupara su espacio en el centro. Y pese a los movientos siempre inteligentes de Mata y Villa, al Valencia le faltó concreción, finura en los últimos metros, sobre todo a Zigic, incómodo una vez más en un equipo en el que no se siente querido.

El número 32 Odjidja tuvo otra vez licencia para pegar. Como en el partido de ida, el mediocentro belga repartió a su antojo incluso dentro del área. Pero lo que era un penalti, el árbitro, otra vez complaciente con la fiereza belga, lo convirtió en una tarjeta amarilla a Villa por simular supuestamente la caída.

Emery se repensó el esquema a mediados de la primera parte -cambió a un clásico 4-4-2- y se apagó de repente el fuego valencianista, encogido ante un Brujas que vio puntos flacos en la defensa cerrada por un Albelda fuera de posición. Emery volvió a darle una nueva vuelta de tuerca a su equipo en el descanso: suplió al sancionado Baraja por Alexis, lo que devolvía a Albelda al centro del campo.

El Valencia recuperó la iniciativa a partir de un jugadón de Villa, regateando dentro del área hasta encontrarse con el cuerpo del portero Stijnen. Poco después se encontraría con la agresión de Alcaraz, que le soltó un manotazo en la nariz sin que el árbitro, ni sus tres ayudantes, advirtieran nada.

Emery recurrió entonces a Joaquín por el apagado Zigic. Stijnen respondió a bocajarro al disparo de Pablo, en un aviso del castellonense sobre lo que sucedería en el tiempo extra. Engañosamente sin gasolina, Banega regaló dos contragolpes al Brujas y, en el segundo, Perisic encaró a César, que paró el remate con el cuerpo. Otra gran estirada de César evitó poco después el gol de Sonck. Se rehízo Banega en un poderoso final de partido que rozó la puntilla. Pero llegó la prórroga. Y surgió Pablo, pletórico, primero con una vaselina que salvó otra vez Stijnen y después con un disparo seco desde la frontal. Explotó el banquillo y Mestalla entero, feliz de que su equipo, por fin, hubiera vencido al antifútbol.

Pablo Hernández celebra uno de sus goles frente al Brujas.
Pablo Hernández celebra uno de sus goles frente al Brujas.FP

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