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Un hijo de gallego, entre los mejores del hockey

Rafael Díaz hizo sudar a Estados Unidos con el equipo de Suiza antes de caer en cuartos de final

Su padre es uno de los muchísimos españoles que emigró a Suiza para ganarse la vida. Se casó allí y el 9 de enero de 1986 nació Rafael Díaz, que a los 24 años ha sido olímpico con el equipo helvético de hockey sobre hielo. Un hijo de gallego, de Lugo, en la élite, que cerró ayer una participación dignísima en el torneo.

Suiza hizo pasar tremendos apuros a Estados Unidos antes de caer en cuartos de final, por 2-0. Ya en el primer partido de la fase previa sólo había perdido por 3-1. Ayer, aunque los norteamericanos, con su potencial de jugadores de la NHL y crecidos tras su victoria sobre Canadá, llegaron a tener una ventaja abrumadora en tiros a puerta, 33-8, sólo lograron marcar el primer tanto a poco de comenzar el tercer y último tiempo. Ya se habían jugado más de 42 minutos de los 60 totales. Antes y después, se les anularon dos tantos más, pero Suiza también pudo empatar al estrellar una vez el "puck", la pastilla con que se juega al hockey, en un poste. Tras el impacto recorrió toda la línea de portería antes de que la despejara el estadounidense Kessler. Sólo a falta de 11,2 segundos, cuando Suiza (según es habitual en este deporte cuando un equipo intenta empatar), jugaba sin portero y había metido otro jugador de campo, Estados Unidos sentenció su pase a semifinales con el 2-0.

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Suiza le hizo pasar también mucho trabajo a Canadá, que sólo pudo vencer en la prórroga con un gol de su gran estrella, Sidney Crosby. Después, se impuso a Noruega, por 5-4 y logró el pase a cuartos derrotando a Bielorrusia. Al meterse entre los ocho mejores equipos del mundo, de los que siete son casi intocables (Rusia, Suecia, Estados Unidos, Canadá Finlandia, República Checa y Eslovaquia), demostró que ha sido el mejor de los que siempre aspiran a destronar a los más grandes.

Con la participacón de Díaz, Raffi, como se le conoce, aunque sus compañeros bromean con él llamándole "torero". Ayer jugó esta vez sólo 10,12 minutos, menos de la media habitual, pero aportó su calidad y su potencia. Mide 1,82 metros y pesa 88 kilos. Lo mínimo para un deporte tan físico como el hockey. Es defensa y ayer salvó varias ocasiones de gol antes de que ya fuera imposible.

Él no estaba en la pista en ninguno de los dos, pues el carrusel de cambios es continuo en el exigente hockey, el deporte de equipo más rápido y también de los más violentos. Buena prueba de ello la tuvo la tremenda conmoción sufrida el martes por un jugador eslovaco en el partido que jugaba contra Noruega para ganar la plaza de cuartos de final. Cayó de espaldas al ser empujado por un noruego y tuvo además la mala suerte de perder el casco. Eso le hubiera amortiguado el tremendo golpe y le habría evitado la herida al estrellar y cortar la nuca contra el hielo. Pero se ha recuperado tras estar en observación en el hospital.

"Yo también perdí medio diente, pero me lo arreglaron y no pasó nada", comentó el internacional suizo, que ha disputado ya dos Mundiales, el último jugado en Suiza y en el que su equipo logró el pasaporte olímpico. Milita en el Zug, de la Primera División helvética, una preciosa ciudad al noreste del país, a orillas del lago del mismo nombre. La liga suiza es una de las más potentes de Europa, sólo por debajo de la multimillonaria rusa que compite ya con la NHL norteamericana.

Sus padres querían que jugara al fútbol por miedo a los golpes del hockey. Pero él vivía al lado del Eishalle Herty, el palacio de deportes del hockey en la ciudad y su carrera deportiva estaba predestinada.

Rafael Díaz hizo sudar a Estados Unidos con el equipo de Suiza antes de caer en cuartos de final
Rafael Díaz hizo sudar a Estados Unidos con el equipo de Suiza antes de caer en cuartos de finalEFE

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