Coser y cantar en San Mamés
El penalti a Toquero y la expulsión de Culebras favorecen la goleada del Athletic al Tenerife
Hacía tiempo, mucho tiempo, que el Athletic no disfrutaba de una tarde tan plácida en San Mamés, algo así como una tarde de novena en la catedral, con una letanía que a veces se traducía en gol (cuatro), a veces en córner (13), a veces en ¡uy! (dos preciosos), a veces, incluso, en ingenio (Toquero volvió a levantar a sus más fieles). Eran cuentas del rosario que el Tenerife, blando, blandito, blandísimo, iba rompiendo de su rosario como alma que lleva el diablo. Al final se quedó solo con la cuerda vacía de cuentas, escuálida.
Mucho tuvo que ver un penalti a Toquero en el minuto 18 que transformó Llorente y acarreó la expulsión de Culebras. En ese minuto pasaron muchas cosas. Que el Tenerife dio por concluida su competencia, que el Athletic se quitó su fama de peor lanzador de penaltis quizás del mundo y que el equipo del sancionado Caparrós decidió disfrutar del fútbol y del viento racheado tras el vendaval ante el Anderlecht. Vio la presa y se fue a por ella sin mucho esfuerzo, sin correr demasiado. Poco le importó que el centro del campo tuviera que ser obligatoriamente improvisado, con Gurpegui e Iturraspe. Poco, que en las bandas asistieran dos tipos infrautilizados como Gabilondo y David López, cuya languidez ha acabado por hartar a Caparrós. Poco le importó porque no había oponente. Un equipo lento es un rival admirable para el Athletic, deseable, un cachorrillo en el desierto del Kalahari. Y en eso andaba el Tenerife, en su afán por tocar el balón (encomiable actitud), pero con muchas dificultades para recuperar la posición cuando perdía la pelota. Todo porque el Tenerife, probablemente es así, y sobre todo porque el mazazo del minuto 18 le había dejado tan noqueado que ya no se levantó sobre el césped de San Mamés.
ATHLETIC, 4; TENERIFE 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Koikili; David López, Gurpegui (Etxeberria, m. 66), Iturraspe, Gabilondo; Toquero (Muniain, m. 78) y Llorente (De Cerio, m. 60). No utilizados: Armando, Ustaritz, Susaeta e Iñigo Pérez.
Tenerife: Aragoneses; Bertrán, Culebras, Luna, Sicilia; Juanlu (Richi, m. 75), Ricardo, Mikel Alonso (Kome, m. 57), Ayoze (Martínez, m. 27); Alfaro y Nino. No utilizados: Luis García, Ángel, Dinei y Omar.
Goles: 1-0. M. 18. Llorente. 2-0. M. 23. Toquero. 3-0. M. 53. Iraola. 3-1. M. 59. Alfaro. 4-1. M. 63. Gabilondo.
Arbitro: Undiano. Expulsó a Culebras (m. 18). Amonestó a Amorebieta y Mikel Alonso.
Unos 36.000 espectadores en San Mamés.
Andaba Oltra, el técnico tinerfeñista, dando vueltas a qué hacer tras el penalti, si meter un central para guarecer la defensa, o si tirar un poquito más adelante. Y tanto tardó que retrasó a Mikel Alonso a la posición de central. Malísima decisión. Sus dudas y su decisión le trajeron otro gol en contra tras dos toques de cabeza rojiblancos que dejaron solo a Toquero ante Aragoneses. Luego rectificó, pero ya estaba muerto.
El Athletic no sólo era superior, sino que se sentía superior a un rival cuya mejor virtud fue el centenar de aficionados en un córner del campo. Eso es saber perder sin la mística del sufrimiento, del martirio.
Porque allí andaban cantándole a Kome y con puyas a los canariones, cuando marcó David López, solo, solito, y marcó Gabilondo, con un zurdazo de los suyos. Entre medias, Alfaro había mandado el balón a la escuadra como honrilla, como ratificando que es el mejor jugador del Tenerife, aunque no sirviera para nada. Pero ahí queda eso, debió pensar
En realidad, todo había nacido y muerto en el minuto 18, cuando aquel penalti de ésos que el argumentario popular califica de rigurosos. Y a partir de ahí una jugada genial de Toquero que resucitó el lehendakari que según una parte de la grada lleva dentro. Y una combinación al contragolpe entre Muniain, Iraola y Etxeberria que no pudo ser gol. Ese fútbol que sale más fluido cuando las pulsaciones son más leves, cuando todo es coser y cantar porque el rival se ha rendido de antemano y ni siquiera se solivianta con el castigo.
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