"Nunca paro de correr"
Se presenta como Nicolás, aunque todos le conocen como Miku. A Nicolás Fedor (Caracas, Venezuela, 1985) el nombre artístico se lo puso su hermana. Y procede de la traducción de éste en húngaro: Miklós. El delatero venezolano es nieto de refugiados húngaros, que cambiaron en la Segunda Guerra Mundial un campo de concentración por un barco con destino a Venezuela. Miku, hijo de húngaro y venezolana, tomó la decisión que cambiaría su vida con sólo 15 años. Viajó de vacaciones con su familia a Sueca. Y allí se quedó para jugar a fútbol. Un año después, entró en la escuela del Valencia, que lo ha recuperado este año para el primer equipo. Hoy se enfrenta al Slavia de Praga en Mestalla (21.05, Canal+) en busca del liderato del grupo B de la Liga Europa.
Pregunta. ¿Habla húngaro?
Respuesta. Sí. Aunque no perfecto. Con mi abuela hablo húngaro y cuando viajo a Hungría no me pierdo por las calles.
P. ¿Por qué se quedó en España para jugar al fútbol con 15 años?
R. Mi tío es de Sueca y tenía un amigo que, a su vez, tenía otro amigo en Vila-real. El Villarreal estaba interesado en mí, pero me dijo que volviera al año siguiente. Decidí quedarme para ir acostumbrándome a la alimentación, al fútbol.
P. Pero en el Sueca no jugaba.
R. Estuve ocho meses en los que sólo podía entrenarme. Fue muy difícil estar solo, sin amigos, y habituarme a una vida nueva. Aunque la idea de jugar me motivaba.
P. ¿Albergaba esperanzas de jugar en Primera?
R. La esperanza nunca se pierde. Mi objetivo era ese. Sabía que no iba a ser fácil. Pero hay que perseverar.
P. ¿Procede de una familia humilde o acomodada?
R. En Venezuela ser de una familia acomodada es muy complicado. Éramos una familia humilde. Desde los tres años mi padre no vive con nosotros. Prácticamente me he criado sin padre. Mi madre trabajaba en dos sitios diferentes mañana y tarde. Yo iba al colegio por la mañana y por la tarde, al fútbol. En algún momento me tocó trabajar cuando era niño, pero nunca pasamos hambre.
P. ¿Tiene morriña?
R. Todos los días. Echo de menos a los amigos, la comida, el clima, la playa. Si me pongo a enumerar lo que echo de menos, la gente me preguntará qué hago aquí.
P. ¿Sigue el día a día en Venezuela, le interesa la política?
R. Sí. Por desgracia uno no puede opinar mucho, porque estamos censurados y al ser personas públicas más todavía. Es triste la situación en el país al margen de quién mande. Derechos básicos como la libertad de expresión no se pueden cortar de raíz. No hay libertad de prensa. Y, o vas con el Gobierno o vas en contra. Pero, lo difícil es estar allí. Y vivir día a día.
P. ¿Prefiere ahorrarse su opinión sobre Hugo Chávez?
R. Sí. No estoy a favor de muchas cosas que se están haciendo, sobre todo respecto a la educación: se está adoctrinando a los niños, se está suprimiendo historia. Es triste que los niños sólo hayan conocido a Chávez. Creen que el mundo es así.
P. ¿Se parece a Cuba?
R. Por desgracia es lo que él quiere, que se parezca cada vez más a Cuba. En Cuba todos son iguales, pero, por desgracia, igual de pobres. Y eso no puede ser. La sociedad tiene estatus. Uno puede ser humilde, progresar y ser alguien importante. Lo que no se puede hacer es recortar derechos, educación, gastos aquí y allá, regalar el petróleo... Se están haciendo muchas más cosas malas que buenas. Y el país no camina.
P. Es el delantero de la selección. ¿No teme hablar con tanta naturalidad?
R. Intento separar la política del deporte. Si hay democracia en mi país, pienso que puedo opinar libremente. Y cuando voy allí, voy para jugar a fútbol y mis opiniones me las callo.
P. ¿Ha sido una decepción no entrar en el Mundial 2010?
R. Fue una decepción muy grande. Sobre todo porque lo tuvimos muy cerca y vimos que la diferencia no es tan grande como antaño. Ahora competimos de tú a tú con todos los equipos. Duele. Pero veo el futuro esperanzador. La mayoría de la selección tiene menos de 26 años y están jugando fuera. Y los de la sub 20, que sí estuvieron en el Mundial de Egipto, vienen apretando fuerte.
P. ¿Cómo se encuentra en el Valencia?
R. En una nube. Recapacito, veo de dónde he partido y a dónde he llegado y me siento satisfecho. Aunque no conforme, porque cada día quiero progresar. Formar parte de esta plantilla y verme rodeado de estos jugadores está siendo muy bonito.
P. El sábado le ganó la partida a Zigic al sustituir a Mata contra el Barcelona.
R. Todos tenemos las mismas oportunidades. Creo que Unai, en función del rival y de las características individuales de cada uno, elige quién puede ser útil en ese momento. El otro día me eligió a mí. Pero el día anterior en la Liga Europa contra un equipo italiano, muy rocoso, y de pelea cuerpo a cuerpo, eligió a Nico (Zigic).
P. ¿Cómo se entiende con los bajitos?
R. Jugar con los enanos es un lujo. Son jugadores diferentes, especiales, tienen magia en los pies y, sobre todo, en la cabeza. Son jugadores inteligentes, que se mueven muy bien y los que estamos por delante agradecemos que puedan darnos pases de gol o contribuir al juego fluido del equipo. Es una ventaja.
P. ¿Cuáles son sus mejores cualidades como futbolista?
R. Trabajo, trabajo, entrega y lucha. Puedo estar más o menos acertado en el aspecto táctico, pero no paro de correr y de trabajar para mis compañeros.
P. ¿Tiene formación académica?
R. Tengo que terminar los estudios de Arquitectura. Los empecé, pero por el fútbol se hace complicado. Hay que tomárselo con tranquilidad.
P. ¿Le gusta leer?
R. El último que leí es un libro sobre el cartel colombiano de la droga, la historia de Pablo Escobar. No me aportó nada para mejorar como persona, pero fue entretenido.
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