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REAL MADRID 3 - DEPORTIVO 2

Muchas expectativas, poco juego

Lass se cuela en la fiesta de la grandes estrellas y da al Madrid una trabajada victoria ante un Dépor sin complejos

Al Madrid le costará articular el juego, no será pronto un equipo armónico y bien vertebrado, pero su chistera no tiene límites. En Chamartín no hay un espectáculo colectivo, sino un duelo de solos permanente, lo que resulta excitante. Es un equipo concebido en la torre de un presidente singular, con un gusto muy refinando para el fútbol y mucho crédito para cumplir sus sueños. Florentino Pérez siempre idolatró al Madrid de su infancia, al de Kopa-Rial-Di Stéfano-Puskas-Gento: cinco delanteros. Con el paso del tiempo, el fútbol se hizo más conservador; no en el imaginario de este ingeniero y, por ello, su colega de licenciatura, Manuel Pellegrini, no tiene otro remedio que tejer una alineación con tantos defensas como delanteros, una forma de jugar a la ruleta y que casi le cuesta un disgusto ante el Dépor.

Madrid 3 Deportivo 2

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Albiol, Garay, Marcelo; Kaká (Guti,m.82), Lass, Xabi Alonso; Cristiano Ronaldo, Benzema (Higuaín, m. 73) y Raúl (Granero, m. 63).

Deportivo: Aranzubía; Laure, Zé Castro, Lopo, Filipe; Juca, J. Rodríguez; P. Álvarez (Lafita, m. 64), Valerón (Iván Pérez, m.68), Guardado; Riki (Mista, m.73).

Goles: 1-0. M. 25. Raúl. 1-1. M. 29. Riki. 2-1. M 34. Cristiano Ronaldo, de penalti. 2-2. M. 46. Valerón. 3-2. M. 60. Lass.

Árbitros : Fernández Borbalán. Amonestó con tarjetas amarilla a Lass y Albiol, del Madrid, y a Lafita, del Deportivo.

Usain Bolt hizo el saque de honor del primer partido de la Liga 2009 / 2010. 81.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. Lleno.

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Este Madrid es una selección mundial y se supone que la pegada de sus atacantes debe bastar, puesto que golpe a golpe no se vislumbran muchos equipos capaces de aguantar más de un asalto. El Dépor fue uno de ellos. Para nada fue simplemente alguien necesario para que el Madrid celebrara su estreno. No se dejó intimidar el grupo de Lotina, pese al deslumbrante enemigo. Sin necesidad de un juego sublime, al Madrid le servía con trasladar la pelota a la periferia del área del Deportivo. Por ahí aparecían todas sus estrellas. Todos con una puntualidad exquisita. Kaká, que pudo marcar al minuto, en el primer grandioso detalle de Lass, que tuvo muchos, apareció poco antes de la media hora para asociarse con Benzema. El brasileño enhebró el balón entre las piernas de Juan Rodríguez, a cuya espalda, en un magnífico desmarque, irrumpió el ariete francés. Su disparo fue escupido por el poste izquierdo de Aranzubia y, como tantas y tantas veces en la última década, la pelota le hizo un guiño a Raúl; no a cualquiera de los que estaban a su disposición, sino al capitán, autor del primer gol del campeonato. Y casi del segundo, un claro penalti cometido sobre el siete por el meta del Dépor. La asistencia, de Lass, que se tenía reservado mucho más repertorio del ofrecido al final del curso pasado. El castigo lo ejecutó Cristiano Ronaldo. En media hora ya habían tenido protagonismo los cuatro delanteros. Y Lass, claro, al que con Xabi Alonso al lado ha sufrido una extraordinaria mutación. Rema como la temporada anterior, pero ahora ha encendido las luces, asiste, llega y remata. Un poco de todo, y nada malo. Su gol, el tercero del Madrid, selló una actuación soberbia. Y no debe ser fácil colarse en la puesta de largo de CR, Kaká...

Con Pellegrini, el Madrid se perfila en función de la pelota. Con ella atada, se despliega con un 4-2-2-2, con Cristiano y Kaká con las bandas como punto de partida, más de interiores que de extremos, lo que muchas veces provoca un embudo. Cuando el adversario domestica el balón, Raúl cae a la banda contraria a la del portugués y el dibujo pasa a ser un 4-2-3-1. En estos inicios se advierte una notable solidaridad entre todos, incluso en el barro. Pero el Madrid tiene grietas defensivas, y no sólo por falta de diques. Con la pelota parada, Juca lanzó una falta de esas que se rebobinan una y otra vez durante la semana y Riki cabeceó ante la complacencia de Albiol, que quiso defender la jugada con el frac, y de Casillas, bajo techo. El Dépor, guiado por Valerón, que tiene dañados los cartílagos, no el cerebro, se sostuvo en el partido. Y, más aún, cuando el propio genio canario embocó el empate con un remate desde el balcón del área, un disparo preciso y ajustado, una huella de aquel inolvidable Valerón.

Aturdido por el marcador y con un competidor enfrente, un equipo que definitivamente se había sacudido los complejos, el Madrid se sintió tan contrariado que a punto estuvo de anudarse la garganta. Tras una arrancada de Guardado por la izquierda, Valerón remató fuera, solo, sin una mosca a su alrededor, y a un palmo del flequillo de Casillas. Inexplicable. Muy poco después. Lass, cómo no, se lo hizo pagar al cuadro de Lotina, muy valiente durante el segundo tramo. No le alcanzó por la diferencia de pegada. El Madrid le dio carrete porque aún no es un equipo, y quizá no lo será nunca, y porque a alguno de sus galanes todavía le falta rodaje, una puesta a punto. Caso de CR, quien, pese a su poca efectividad, puso todo el empeño del mundo. No se arrugó jamás. Se tiene tanta fe como la que ha despertado este grupo de violinistas entre la hinchada. Pero cuidado: hoy tuvo un aviso.

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