Récord con tortícolis
Phelps, tras batir la plusmarca de los 100 mariposa con dolor en el cuello, renuncia a los 100 libres, pero admite que le perjudicaría su coincidencia en los Mundiales con los 200 mariposa
Michael Phelps se levantó el jueves con tortícolis y por la tarde batió el récord del mundo de 100m mariposa (50,22s). "Me dolió después de la serie matinal, antes de la final y después", comentó. Ayer, cuando se despertó, estaba peor, dijo al anunciar que renunciaba a las series de 100m libre, su última prueba de las cuatro programadas. Era también la prueba más difícil y reconoció que coincidía "demasiado" en los próximos Mundiales de Roma de este mes con los 200m mariposa para los que ya tiene plaza.
A primera hora de la mañana de ayer, tras probar la piscina de la Universidad de Indiana, donde iba a comenzar la penúltima jornada de los Campeonatos de Estados Unidos, declaró: "Cuando me tiré al agua sólo podía mover el cuello para respirar. Lo siento, pero no estoy en condiciones de nadar. Después de hablar con el doctor decidimos que lo mejor era no arriesgarse a ponerme peor".
La última peripecia de la estrella tiene dos lecturas. Es una nueva hazaña porque ha superado con el cuello maltrecho un nuevo récord mundial (es plusmarquista en ocho pruebas), pero también que se ha quitado un peso de encima. El hectómetro es un reto con muchos rivales fuertes para superar y, sobre todo, choca con la final de 200m mariposa, una de sus pruebas preferidas. El prodigio de Baltimore aspira a un máximo de cinco triunfos en Roma: 100 y 200 mariposa, 200 libre, 4 x 200 libre y 4 x 100 estilos.
El mayor problema es que en algunas pruebas mundialistas habrá series, semifinales y finales. Phelps empezaría el 27 de julio con los 200 libre (series y semifinales), pero el 28 debería sumar la final a las dos primeras pruebas de los 200 mariposa. Si hubiera nadado los 100m libre, el 29 habría nadado las series y por la tarde, las semifinales, y en apenas unos minutos, la final de 200 mariposa. Ha preferido centrarse en ella para no perderlo todo. Él mismo lo reconoció: "Los 200 mariposa son mi mejor carrera y necesito prepararla". Y su entrenador, Bob Bowman, lo corroboró: "Michael estuvo con el doctor del equipo nacional y seguimos su recomendación por seguridad. Los 100 libres coinciden con los 200 mariposa en los Mundiales y su mariposa está siendo muy buena ahora. Es lo que debe hacer. Cualquier otro del equipo puede nadar el relevo [los 4 x 100 libres]".
Sin Phelps, la final de los 100m libre estuvo deslucida. Con seis de los ocho finalistas vistiendo el polémico Jaked, ganó el hectómetro uno de ellos, Nathan Adrian, ya vencedor el día jueves en 50 metros. Pero hizo sólo 48s, medio segundo más que los 47,51s récord estadounidense de Phelps, y a uno del récord mundial del australiano Eamon Sullivan también conseguido en Pekín y que sobrevive en el baile de bañadores. Phelps hubiera podido ganar perfectamente. El mejor velocista en el Natatorium de Indiana no fue estadounidense. Defraudó el francés Frederick Bousquet, pero tanto en 100 como en 50, donde Adrian hizo 21,52s, los mejores tiempos fueron del brasileño César Cielo, campeón olímpico de 50, que bajó hasta 21,14s (récord incluso de los campeonatos) y 47,69s. Los consiguió en las finales B, al no poder nadar las A por ser extranjero.
Ryan Lochte, completísimo nadador a la sombra de Phelps, y sobre el que incluso se hacen algunas apuestas de si es mejor, estuvo a punto de quitarle el récord mundial en los 200 estilos. Pasó los primeros 50 metros mariposa con 19 centésimas por encima de la plusmarca, bajó a sólo 5 después del largo de espalda y viró incluso en los 150 metros 2 por debajo tras el de braza, en el que es mejor que Phelps. Pero en libre no remató. Con 1m 54,56s le faltaron 33 centésimas para el sideral 1m 54,23s de Phelps en Pekín. Pero es un campeón mundial ya en potencia y le batió por 24 el récord del año pasado en los campeonatos de Omaha, 1m 54,80s.
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