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COPA CONFEDERACIONES | NUEVA ZELANDA 0 - ESPAÑA 5

La máquina presenta sus credenciales

Los goles de Torres, con un 'triplete', Cesc y Villa expresan la abrumadora superioridad de España ante Nueva Zelanda

Le pegó de rosca, desde la frontal, y la clavó; buscó el desmarque al primer palo, llegó antes que los dos centrales al pase de Villa y la tocó suave, al palo largo; giró la cabeza saltando entre dos pinos de casi dos metros y marcó el tercero. Habían pasado 17 minutos del estreno de España en la Copa Confederaciones y el Niño Torres ya llevaba tres goles. Su segundo triplete -el primero lo consiguió contra San Marino, en 2005, camino de Alemania-, el más rápido de la historia de la selección -el honor, hasta esta noche, correspondía a Gaspar Rubio, el 17 de marzo de 1929, contra Portugal, con 20 minutos- y 22 goles con la roja, los mismos que Salinas, a uno de Di Stéfano. Antes de la media hora de partido, Cesc Fábregas se había sumado a la fiesta de Torres y había marcado el cuarto. Y a poco de empezar la segunda parte, Villa abrió la manita. Cinco para empezar. Y sin despeinarse. La máquina presentó sus credenciales en la Copa Confederaciones .

NUEVA ZELANDA O - ESPAÑA 5

Nueva Zelanda : Moss; Mulligan, Vicelich, Boyens, Lochhead; Brockie (Christie, m. 26), Brown, Elliott, Bertos; Smeltz (James, m. 75) y Killen (Bright, m. 84). No utilizados. Paston, Bannatyne, Scott, Ougthon, Sigmund, Barron, Old, Wood y Smith.

España: Casillas; Ramos (Arbeloa, m. 53), Puyol, Albiol, Capdevila; X. Alonso; Cesc, Xavi (Cazorla, m. 53), Riera; Villa y F. Torres (Silva, m. 69). No utilizados: Reina, D. López, Piqué, Marchena, Pablo, Busquets, Mata, Güiza y Llorente.

Goles:0-1. M. 5. F. Torres. 0-2. M. 14. F. Torres. 0-3. M. 17. F. Torres. 0-4. M. 24. Cesc. 0-5. M. 47. Villa.

Árbitro:Coffi Codjia (Benín). Unos 15.000 espectadores en el Royal Bakofeng Stadium.

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Aunque España no completó un partido espectacular, más que nada por la poca entidad del rival, jugó bien, sencillo y de forma perfecta, y alcanzó la goleada con una comodidad escalofriante. La selección tiene toque, a eso juega; tiene pegada, la que le ofrecen dos tipos nacidos para el gol -Torres, siempre elegante, y Villa, una suerte de fajador- y tiene llegada desde la segunda línea, porque el centro del campo pisa el área. Hasta los laterales se atreven a poner en jaque al portero rival. Vive España pensando en atacar y además, tiene a Xavi, capaz de guardar el balón cuando conviene. De hecho, la pelota es suya. Pesa mucho futbolísticamente el liviano Xavi. No se conoce alguien más inteligente dedicado al fútbol que el pequeño volante catalán. Esta noche noche, en Rustenburgo, jugó tan cómodo que parecía silbar cada vez que recogía, se giraba y tocaba. Si toca Xavi juega España y ayer la pelota fue suya. En situación semejante, es imposible frenar a este equipo. Así sucedió, así lleva ocurriendo los últimos dos años. La roja, además, tiene oficio y sabe cuando tenía que darle resuello al juego y cuando conviene apretar un poco, aunque, como esta noche, sólo fuera para disimular un poco y dar la sensación de que le costaba algún trabajo superar la ridícula oposición de los kiwis.

Sucumbió Nueva Zelanda, campeona de Oceanía, sencillamente porque no es rival. Demasiada diferencia entre uno y otro equipo. O lo que es lo mismo, 4-0 antes del descanso. La segunda parte fue más sosegada porque los españoles se dejaron ir y la rueda de los cambios tampoco ayudó a encontrar el hilo. Únicamente Silva encendió el juego.

Los all whites sólo ofrecen músculo y un concepto de juego anclado en el pasado. Detrás de la pelota corrieron, sin jugar a nada. Cierto que venían de asustar a Italia, pues a balón parado le metieron tres goles, pero a España apenas le hicieron cosquillas, ni siquiera cuando plantaron la pelota en el pasto: un lanzamiento a balón parado que iba fuera y Casillas convirtió en saque de esquina dio fe de su ataque.

Del Bosque, que tiene donde escoger, resolvió la duda de la defensa mezclando a Puyol con Albiol en el eje de la zaga, y en el centro del campo confió la banda izquierda a un participativo Riera, decisivo en el arranque goleador, para que acompañara a Xavi, Xabi Alonso y Fábregas. Se dieron los centrocampistas españoles un festín de tocar y tocar, con posesiones larguísimas, con tiempo para escoger cuando activar a los puntas. También aportaron trabajo. Resulta normal cuando en el medio campo forman tres futbolistas que juegan en la Premier. Van y vuelven con facilidad. De una recuperación llegó el primer gol, por ejemplo. Dice un viejo axioma que los partidos se ganan en el centro del campo y España lo demuestra una y otra vez.

Torres y Villa celebran uno de los goles
Torres y Villa celebran uno de los golesAP
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