El Madrid abandona la lucha
El Villarreal confirma la apatía de los de Juande Ramos y propicia el doblete azulgrana
Capdevila, jugador de club por excelencia, le dio al Villarreal una vidill a en la Champions que a punto estuvo de privarle un fallo arbitral que había concedido un gol en fuera de juego de Higuaín. Todo ello en los últimos minutos de un encuentro in crescendo de emoción que evidenció los límites del Real Madrid. Los mismos que había advertido Juande Ramos tras el huracán del Barça en el Bernabéu (2-6). Pero aquello no había hecho más que comenzar. Era el inicio de un via crucis que se prolongó la semana pasada en Mestalla y continuó ayer en El Madrigal. Tres derrotas consecutivas y tres muestras de que era un equipo levantado a partir de una poderosa fiebre competitiva. Fumigada ésta por los chicos de Guardiola, no quedó nada. Algunos jugadores más que acabados y otros con ninguna calidad para seguir en el Madrid. El Villarreal, por su parte, luchará hasta el final por volver a participar por la Champions. Tiene mérito habida cuenta de la desgracia con la que cargó tras las lesiones de Cazorla y Senna. Se lo juega en la próxima jornada ante el Valencia en El Madrigal.
Villarreal 3 - Real Madrid 2
Villarreal : Diego López; Javi Venta, Godín, Gonzalo, Capdevila; Eguren (Bruno, m. 52); Cani, Ibagaza, Pirès (Matías Fernández, m. 83); Llorente (Nihat, m.72) y Rossi. No utilizados: Viera; Ángel, Guille Franco y Fuentes.
Real Madrid: Casillas; S. Ramos, Cannavaro, Heinze, M. Torres (Drenthe, m. 74); Robben, Lass, J. García, V. der Vaart (Parejo, m. 74); Raúl y Huntelaar (Higuaín, m. 45). No utilizados: Dudek; Agus, Faubert y Saviola.
Goles: 1-0. M.17. Pirès, de cabeza. 1-1. M. 46. Van der Vaart, tras asistencia de Higuaín. 2-1. M. 62. Cani aprovecha un fallo de Cannavaro y fusila a Casillas. 2-2. M. 88. Higuaín. 3-2. M. 90. Capdevila, tras fallo de Casillas.
Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Javi García, Sergio Ramos, Eguren y Raúl.
El Madrigal. 23.000 espectadores.
Al igual que en el inesperado empate en el Camp Nou (3-3), Pellegrini optó por un equipo valiente: un solo mediocentro (Eguren) y tres volantes (Cani, Ibagaza y Pirès) que enlazarían con los dos delanteros (Rossi y Llorente). O entre ellos. Los tres, por ese orden, se asociaron en una contra para descerrajar el partido (m. 16). Lo mejor fue el espléndido centro con la izquierda desde el extremo de Ibagaza. Lo cabeceó, llegando de atrás, Pirès, completamente solo en el punto de penalti. Javi García acompañó el salto desde un par de metros. El gol constaba dos hechos: la defensa madridista defendía sin tensión; y Pirès, de 35 años, agradecía así la renovación con un notable final de campeonato.
El Madrid jugó con una parsimonia desesperante, la misma de hace una semana en Mestalla. Machacado el gen competitivo que lo sostuvo en casi toda la segunda vuelta, el Madrid ha llegado a la orilla convertido en un monumento a la vulgaridad. Ni siquiera Robben, el eléctrico extremo que llegaron a comparar hace unos meses con Messi, supuso el más mínimo desequilibrio. Hasta el viejo Pirès le robó en una ocasión el balón, eso que antes no conseguía ni un pelotón de zagueros. Es como si, de repente, el extremo holandés hubiese perdido gran parte de la explosividad que lo caracterizó.
Tampoco el regreso de Laas consiguió levantar la cerviz de un equipo lastrado por la escasa participación de Javi García, Van der Vaart y el mismísimo Raúl, que parece haber llegado al final sin una gota de gasolina. Como nadie se movía en el campo, Juande mandó calentar a Higuain y Drente antes de que se acabara la primera parte. Por si alguien se daba por aludido y aceleraba el paso. No fue el caso. Juande no cumplió su nada velada amenaza hasta el descanso. La apuesta resultó Higuaín, que tardó un minuto en demostrar que él sí tenía ganas de jugar. Persiguió al segundo palo un centro pasado de Torres, lo tocó hacia el centro y lo embocó a gol Van der Vaart.
Puesto que a ninguno de los dos le servía el empate, el partido quedó mucho más abierto. Pellegrini trató de recuperar el centro del campo con la entrada de Bruno, en sustitución de Ibagaza. El Villarreal tuvo más el balón, lo tocó mucho en corto, como le gusta, y apareció Cani para remachar tras un rechace de Cannavaro, a escasos metros de Casillas. Bruno le dio mucha mejor salida a la pelota y el Villarreal trató de cerrar definitivamente el encuentro. Higuaín se resistió a morir, pero finalmente Capdevila le dio el merecido triunfo al Villarreal.
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