El deporte también teme a la crisis
Fútbol, Fórmula Uno y Juegos Olímpicos comienzan a proponer medidas para salvar la amenaza económica actuales
No sólo las bolsas y mercados financieros se resienten de la crisis económica mundial. La ausencia de liquidez, el volumen de deuda y la falta de financiación en el deporte amenazan con repercutir negativamente sobre el espectáculo a largo plazo. La Fórmula Uno y el fútbol son dos de las actividades más expuestas en la tormenta, pero no son los únicos. Incluso los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en Sochi (Rusia) podrían verse afectados por las turbulencias en los parqués. Las cuentas no salen y la situación no se presenta halagüeña para las organizaciones en un plazo de dos a seis años. Por eso, desde las directivas empiezan a aflorar medidas de contención.
Obviamente, las principales entidades futbolísticas y automovilísticas (Real Madrid o Barcelona en fútbol, Ferrari y McLaren en F-1) sufrirán en menor medida los efectos por el respaldo económico que poseen, pero si no se imponen medidas anticrisis, las pequeñas organizaciones (bien clubes de fútbol de media tabla o procedentes de segundas divisiones, o bien escuderías dependientes de grandes marcas) sí podrían mermar su margen de maniobra, e incluso desaparecer.
"En este momento tenemos veinte pilotos [en el Mundial de Fórmula Uno], pero si perdemos dos equipos podríamos quedarnos en dieciséis, y luego podríamos bajar a 14 y entonces el escenario ya no sería creíble", declara el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Max Mosley, en la BBC londinense. Para afrontar con garantías el temporal económico, uno de los dirigentes de la escudería Williams, Adam Parr, propuso recortes de gastos, alegando que "podrían economizarse hasta 200 millones en salarios".
El sistema financiero del fútbol sí permite otro tipo de ingresos. El club inglés West Ham United no vive una situación insostenible, pero sí tendrá que recurrir al traspaso de jugadores para generar liquidez y poder seguir siendo competitivo con la compra, poco probable, de otros jugadores en el mercado de invierno. Su propietario, Bjorgofur Gudmundsson, es uno de los principales accionistas del segundo banco islandés, Landsbanki, que desde el martes se encuentra bajo control de la autoridad judicial. "Es muy poco probable que fichemos", ha anunciado el vicepresidente del club, Ausgeir Fridgeirsson.
Tal es el miedo al peligro que el presidente de la Federación de Fútbol inglesa, Lord Triesman, ha instado a los clubes británicos a revisar sus sistemas salariales sin olvidar que las entidades profesionales de este deporte en Gran Bretaña deben alrededor de 3.000 millones de dólares. El "peligro terrible" al que se refiere Triesman corresponde con la escasez financiera unida a los sueldos de los futbolistas, que están creciendo a un ritmo del 12% anual, convirtiéndose en un enorme problema para los clubes anglosajones.
Pero más allá de equipos y escuderías, la depresión financiera mundial amenaza con afectar a grandes organismos y organizaciones. El Ministro de Desarrollo Regional ruso, Dmitry Kozak, ha dejado entrever que los Juegos Olímpicos de Sochi pueden verse afectados por la crisis global si los inversores que han atraído para el desarrollo del evento se ven perjudicados por las perturbaciones económicas actuales. Por ahora, ninguno de ellos ha publicado ninguno de los proyectos de construcción previstos en la zona del Mar Negro ruso, donde se desarrollará la cita olímpica dentro de seis años.
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