Ferrer resucita su mejor tenis en la final de Valencia

El tenista alicantino David Ferrer ha tenido que apelar a la épica y el coraje para ganar a Nicolás Almagro en la final del Abierto de Valencia. Ferrer, con una remontada increíble, borró de un plumazo el sueño de un Nicolás Almagro crecido que lideraba la tercera manga con 5-2 a su favor. Con ese resultado, Almagro se veía ganador, pero Ferrer, maldiciendo sus errores desde el fondo de la pista, tiró de casta y de restos y, punto a punto, fue destruyendo la muralla de su rival hasta derrotarle.

Así, el de Jávea demostró por qué es el mejor restador del circuito. Con una mayor agresividad en sus golpes, Ferrer enlazó cuatro juegos consecutivos y se aseguró la muerte súbita. Al otro lado de la pista, Almagro apenas daba crédito a la renta que había perdido. Ferrer se volvió irreductible y la única alternativa era el tie-break, pero el estado anímico de uno y otro quedó reflejado perfectamente en el desempate. En un abrir y cerrar de ojos, Ferrer se situó con un 6-1 reflejo de su superioridad. Almagro, ante los cinco puntos de partido de su adversario, junto a una racha de golpes ganadores casi perfecta, apenas pudo hacer nada.

Ferrer cerró el set y el partido, y se quitó la espina de una final perdida en Valencia y en su club hace tres años. Como Federer, el alicantino consiguió su primer título del año, un logro que le hará encarar con más optimismo el primer Masters sobre tierra batida que comienza esta semana en Montecarlo. Más difícil lo tendrá Almagro, que tiene por delante la tarea de olvidar su desliz en Valencia. No obstante, la campaña del murciano esta temporada ha sido sensacional, al sumar dos títulos en Sudamérica y ser finalista en la primera semana en Europa. En total, Almagro suma 18 victorias y dos derrotas sobre arcilla.

Los dos primeros sets de la final fueron una clara representación de la trayectoria de ambos jugadores en el torneo. A un lado, Almagro hizo gala de su gran tenis para firmar un primer 6-4 con un juego profundo y agresivo, incómodo para un Ferrer que, además, padeció el gran servicio del murciano. Al otro lado, Ferrer aguantaba sus errores y apretó cuando el partido más cuesta arriba estaba. Como en los cuartos de final ante Verdasco, al que levantó tres bolas de partido, y en semifinales frente a Robredo, Ferrer se adjudicó la segunda manga.

Almagro volvió a despertar. Recobró el juego y las sensaciones frente a un Ferrer que seguía desorientado, con el agua al cuello, que, sin embargo, supo renacer de sus cenizas para deleitar a toda la pista central del Tenis Valencia para remontar y llevarse una gran victoria en un torneo que el propio vencedor califica de "el más difícil de mi vida".