Espanyol-Sevilla, final española en Glasgow
Le costó al Sevilla entrar en juego, pero Luis Fabiano abrió el camino y Renato, el mejor de los sevillanos, marcó el gol decisivo
Se temía por el estado de la pradera del Sánchez Pizjuán, pero la lluvia tuvo piedad y el diluvio paró el tiempo justo para que secara el césped, así que nadie podía quejarse de las condiciones del terreno o si éstas podían beneficiar o perjudicar a uno u otro equipo. Los primeros minutos de juego corrieron a favor de Osasuna, que evitó con una buena presión la previsible salida en tromba del Sevilla, marcó un lento y trompicado ritmo de juego con acertadas interrupciones tácticas, buscó en largo a Webó y se aplicó en defensa con mucha solidez y concentración.
No se reconocía el Sevilla. Alves perdía balones imposibles, los jugadores de banda no participaban y Kanouté parecía incapaz de controlar los pocos balones que le llegaban al balcón del área de Ricardo. Sólo al cuarto de hora, cuando Puerta y Adriano empezaron a usar la banda izquierda para algo más que para circular, comenzaron a llevar algo de peligro los de Juande Ramos.
Pero los fogonazos del Sevilla no conseguían amedrentar a los del Cuco Ziganda, no conseguían acorralar a los navarros, que mantenían el tipo y se aventuraban en ataque con David López y Juanfran. Por si fuera poco, la lesión de Adriano, sustituido por Duda, dejaba sin extremos al equipo sevillano, uno de sus mayores argumentos ofensivos esta temporada.
Se defendía bien Osasuna y con el transcurrir de los minutos el equipo de Ziganda fue reculando, dando pasitos hacia atrás, quizá confiados en la seguridad de sus centrales y también, la verdad, obligados por el empuje del Sevilla, al que no le quedaba más remedio que atacar. Y en un centro al área de Alves, acertado o no, un reactor en la banda derecha, Luis Fabiano chocó con Cuellar, el balón le cayó en el pie al brasileño tras el choque de trenes y superó a Ricardo por bajo. El Sevilla, sin su mejor fútbol, había empatado la eliminatoria. Y Kanouté puedo marcar el segundo antes del final de la primera mitad, pero remató a las manos de Ricardo.
Un gol de Renato que vale una final
Arrancó la segunda parte con un lanzamiento de Renato, muy ajustado a la escuadra izquierda de Ricardo, y otro de Kanouté, al centro del marco. Dos disparos en minuto y medio, aviso de las intenciones del Sevilla. Los de Juande comenzaron a vivir en campo de Osasuna, y lo que era peor para los navarros, el rodillo sevillano parecía querer echar a rodar. Así, tras un nuevo pase perfecto de Alves, Renato anotó el segundo con un bonito y difícil remate.
El partido, por fin, se puso bonito, los futbolistas se aflojaron los corsés y los entrenadores dejaron de llevar las riendas. En pocos minutos, Webó envió al larguero a la salida del corner, un cabezazo de Luis Fabiano beso el poste izquierdo osasunista y Ricardo se lució en una falta directa lanzada por Duda. Si, el Sevilla ganaba, pero un gol de Osasuna les dejaría fuera de la final.
Valdo salió por Puñal, Delporte por Juanfran. El Cuco buscaba un gol de oro y el Sevilla, amarrar con un tanto que les diera la tranquilidad. Juande también refrescó su delantera y sustituyó a Luis Fabiano por Kerzhakov. Aún quedaba tiempo, cualquier cosa podía ocurrir y aunque el Sevilla dominaba, el Osasuna no mostraba síntomas de querer tirar la toalla.
Lo intentaba el Osasuna, volcado en ataque, sin nada que perder y mucho que ganar. Subían los navarros con Corrales, con Valdo y Delporte, pero los de Nervión jugaban a favor de corriente y justo como más les gusta, a la contra, fuertes en defensa y con rápidas transiciones de ataque. Así, al borde del final, con el Osasuna entregado, eran los de Juande los que más posibilidades tenía de marcar. Aunque no hizo falta; el gol de Renato ya había asegurado la clasificación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.