El Real Madrid avasalla al Barcelona
El conjunto blanco logró una aplastante victoria en el primer 'clásico' de la temporada ACB por 90-73
El Real Madrid ofició de líder de la ACB en el primer "clásico" de la temporada contra el Barcelona y pasó por encima del conjunto azulgrana, lo que le permite, además de la satisfacción de tumbar al rival histórico, continuar líder y poner la Copa del Rey en un horizonte muy lejano para el equipo del montenegrino Dusko Ivanovic.
La realidad de los dos grandes fue palmaria en Vistalegre. Al Madrid le va bien en la Liga ACB, de lujo. Al Barcelona le ha cogido una mala racha. Muy mala por ser el equipo que es. Llegar al primer derbi de la temporada en décima posición, con un balance negativo (4-5) y con la clasificación para la Copa poco clara no es lo normal. Mucho menos si cuentas con una plantilla tan competitiva, y no sólo sobre el papel, porque en la Euroliga su trayectoria en es impecable (5-0).
Lo derbis dan la vuelta a las cosas con total naturalidad. Son capaces de transformar la paja en oro y el oro en paja. Pero no en esta ocasión. El Madrid marcha mejor, juega mejor y está más compensando. El Barca todavía debe encontrarse a si mismo. Ahora tendrá que afrontar las siete jornadas que restan para el final de la primera fase con la necesidad de ganar partidos para poder acudir a la ronda final copera de Málaga el próximo febrero. El molesto grano que siempre supone perder contra el máximo oponente empezó a escocerle al equipo del montenegrino Dusko Ivanovic en el salto inicial. Felipe Reyes, extraordinario, y Alex Mumbrú, letal en el tiro, lanzaron a los locales en medio de una auténtica fiesta para la afición (17-7 m.7) y el Madrid nunca volvió a tener agobios, urgencias o presión.
Mientras los dos campeones del mundo alimentaban la cuenta blanca -Reyes acabó el primer cuarto con ocho puntos y Mumbrú con nueve-, el estadounidense Louis Bullock completaba una labor de zapa fundamental para el Madrid en estos partidos: contener a Juan Carlos Navarro, la bestia negro del actual líder liguero, seguido desde la tribuna de pista por Ernest Grumfeld, presidente de los Washington Wizards, el equipo que tiene sus derechos para la NBA, que al final de la temporada pasada quiso ficharlo. Navarro, que luego volvió a erigirse en la quinta esencia del Barcelona, tardó nueve minutos en anotar su primera canasta en juego. Los problemas barcelonistas pesan mucho, pesan lo mismo que veintisiete puntos en contra durante el primer cuarto (27 16).
Reacción isuficiente del Barça
El Madrid, sin pasar apuros nunca, sólo tuvo una fase de cierta desorientación, y no colectiva, sino individual por mor de las pérdidas de balón del turco Kemal Tunceri, que no le terminó de coger la onda al juego. Enseguida fue enviado al banco por el técnico de casa, Joan Plaza, y Raúl López puso las cosas como estaban inmediatamente. El pseudo-bache pintó un tímido acercamiento visitante (35-25 m.15) que el base madridista truncó según llegó. Navarro ya había despertado y era la única baza segura de un Barcelona desconocido, desconocido porque el Barca tiene mucha más categoría; porque Ivanovic es un fantástico entrenador y desconocido porque los derbis son terreno abonado para los equipos que necesitan inyecciones de moral y fuerza.
Acabado el primer tiempo con el Madrid a once puntos sólo faltaba por despejar una duda. Quedaba saber si los azulgranas resurgirían para competir de tú a tú y optar al triunfo o serían engullidos por el rodilla madrileño. Un triple de Alex Mumbru para abrir el periodo y una posterior técnica señalada a Navarro por protestar, probablemente como producto de la rabia, aclararon la disyuntiva. El Madrid, que seguía encantado con Reyes y Mumbrú, con Raúl López y el estadounidense Charles Smith, así como con Venson Hamilton y el serbio Ratko Varda, tocó los veinte puntos de diferencia (60-40 m.27).
El mayor fracaso de la tarde es atribuible a los pivots del Barca. El italiano Denis Marconato, el croata Mario Kasun y Fran Vázquez lograron cuatro puntos en los tres primeros cuartos. Todos ellos, obra de Kasun y Marconato, desde la línea de tiros libres. Demasiado poco. Digno de otro calificativo. El Barcelona no perdía en la pista del gran adversario desde 2001. Algún día tenía que perder y ese día ha llegado, pero con una derrota muy dura de digerir (77-56 m.35). Además de la falta de producción ofensiva de los pivots, le faltaron más cosas. De hecho no pudo pasar de los veinte puntos en el parcial de ninguno de los tres periodos.
Los blancos ganaban por veintiuno a falta de cinco minutos. Y eso que Bullock sólo presentaba cuatro tantos en la estadística -acabó con nueve-. Normal porque ahora los hombres de Plaza juegan en equipo y el héroe es colectivo. Y esa es la fórmula del éxito en baloncesto. La selección española puede dar fe de ello.
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