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El Madrid no puede con Carew

El conjunto francés, que se adelantó 0-2, se asegura el primer puesto del grupo

El partido contra el Lyon era esperado con interés por el madridismo y su entorno. Había ganas de ajustar cuentas por las derrotas anteriores y quizá por eso se jugó con excesiva intensidad al final. El Madrid recurrió al coraje y a la entrega para no perder.

El delantero noruego John Carew apareció por el Santiago Bernabéu para dejar en evidencia al Real Madrid y apropiarse de un protagonismo que no le correspondía. El espigado delantero noruego jugó un partido perfecto y amargó la noche a cuantos madridistas le salieron al paso. En especial a Cannavaro, al que superó una y otra vez como si fuera un juvenil.

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Cuando tiene enfrente al equipo que entrena Gerrard Houllier, las vergüenzas del Madrid suelen quedar al aire y esta vez no fue menos. Porque el Lyon juega al fútbol, y muy bien, mientras que el conjunto que dirige Fabio Capello no juega a casi nada. Y mucho menos desde que perdió por lesión a Guti a los 20 minutos. Las pocas ideas que tiene este Madrid sólo salen de la cabeza de Guti y cuando no está en el campo, el encefalograma del equipo es plano. Con el 14 fuera del campo, Emerson y Diarra debieron asumir una responsabilidad para la que no están capacitados. La consecuencia fue que ni crearon juego ni lo destruyeron. Se olvidaron del orden táctico y se atrevieron a aparecer cerca del área rival, pero a destiempo. O no subió ninguno o subieron los dos, con lo que se creó un vacío en el centro que supo aprovechar bien el Lyon.

Atrás quedaron los 50 días de tregua que solicitó Capello y la ilusión que despertó la victoria contra el Barcelona, pero cuando llegó la hora de medir su verdadero nivel, el Madrid se golpeó con la dura realidad. Una realidad que indica, más allá del resultado de este encuentro, que ahora mismo el Madrid está lejos de lo que esperaban sus aficionados, y seguro que también en el club, cuando comenzó la temporada. Y lo peor es que no se perciben síntomas de mejoría.

Todo lo contrario que el Lyon, un conjunto que cierra huecos de forma impecable en defensa y se repliega con maestría después de atacar. Ahogó en el centro del campo al Madrid, incapaz de superar ese entramado defensivo, y lo maltrató sin piedad con sus rápidos ataques, sobre todo en el primer tiempo. Toulalan y Tiago sostuvieron al equipo en la media y permitieron que Juninho explotara su fantasía. El brasileño siempre supo ver los desmarques de Malouda y Carew, que completó un partido excepcional, uno de los mejores de su carrera.

Error de Cannavaro y gol

Pese al complejo de inferioridad que parece tener el Madrid cuando se mide al Lyon, en los primeros diez minutos transmitió sensación de seguridad y aprovechó las incorporaciones de Sergio Ramos para crear falsas expectativas. Pero todo se acabó cuando Cannavaro fue al suelo donde no debe hacerlo nunca un central, en la zona de medios. Si el central es superado ahí, el delantero se queda solo frente al portero. Eso fue lo que sucedió. Carew superó con una pizca de fortuna al italiano y aprovechó su zancada para plantarse ante Casillas y batirle con un ajustado disparo a la base del poste. Es cierto que Emerson y Diarra no apoyaron a Cannavaro ni hicieron bien la cobertura a la subida de Ramos, pero eso no justifica el error del italiano, más propio de un aficionado.

Carew prosiguió con su recital y a los 18 minutos recibió en el centro del campo, ganó la posición a los dos mediocentros del Madrid, observó el vacío dejado por Cannavaro en el centro y combinó con Tiago, que fue incapaz de superar a Casillas en el mano a mano. Una buena parada, aunque quizá no para Capello. Sin apenas tiempo para recuperarse del susto, el Madrid recibió el golpe más duro de la noche, cuando Guti debió abandonar el campo lesionado. Le sustituyó Reyes y el Madrid se descompuso de mala manera, hasta el punto de vivir en un descontrol continuo.

Pero si alguien estaba fuera de sitio era Cannavaro, que volvió a quedar en evidencia a los 25 minutos, cuando se comió un recorte de Carew, que no celebró el segundo tanto porque al italiano le dio tiempo a recuperar la posición y alcanzó a desviar a córner el tiro del noruego. En la acción siguiente Ramos superó a Malouda en la banda y su envío se estrelló en el cuerpo de Abidal. El Bernabéu reclamó un penalti que no existió.

A la media hora la defensa del Madrid volvió a quedar en evidencia en una falta sacada por Juninho. El brasileño, desde la banda derecha, puso el balón con precisión en el punto de penalti, Helguera no siguió el movimiento de Malouda y éste se anticipó a la mala salida de Casillas para lograr el segundo. Recuperó algo la ilusión el público cerca del descanso. Reyes sacó un córner con precisión, Van Nistelrooy se impuso por alto, se la dejó a Diarra y éste aprovechó para marcar de cabeza.

Goles desde el desorden

Los desajustes se mantuvieron en el segundo tiempo y en ese descontrol es donde podía encontrar su premio el Madrid, que recurrió a su carácter, a la garra y a la entrega para equilibrar el resultado. Cuando no hay juego, las ocasiones de gol sólo pueden nacer del desorden. Así, gracias a un barullo en el área pequeña, pudo rematar Ramos, que puso a prueba los reflejos de Coupet, y también encontró alguna oportunidad Robinho.

Todo en acciones aisladas, propiciadas también por el repligue del Lyon, que cedió metros para tratar de sorprender al contragolpe, y en las que hasta los últimos cinco minutos casi nunca aparecieron Van Nistelrooy, controlado a la perfección por Cris, y Raúl. El capitán al menos se movió y buscó entrar en contacto con el balón. Cómo lo debió ver Capello que a falta de un cuarto de hora retiró a Emerson, despedido con pitos, para que entrara Cassano. Raúl se retrasó hasta el centro del campo y pasó a jugar en el doble pivote junto a Diarra.

Mientras el Madrid se desesperaba, Carew prosiguió con su recital y fue dejando víctimas por el camino al ritmo que coleccionaba patadas. No tuvo suficiente con dejar en evidencia a Cannavaro, sino que también se atrevió con Helguera, superado sin problemas, y Sergio Ramos, el defensa más atlético del Madrid y que en más de una ocasión se colgó del brazo del noruego y ni aun así logró pararlo.

Cuando el Bernabéu parecía ya resignado a presenciar una nueva derrota de su equipo, apareció Roberto Carlos por la izquierda para poner un buen balón que cabeceó Raúl al poste. El rechace lo aprovechó Van Nistelrooy para empatar. Un gol que sirvió para maquillar un resultado que pudo sufrir una cirugía estética definitiva a falta de un minuto. El árbitro noruego Terje Hauge señaló un penalti más que dudoso de Cris a Van Nistelrooy y el lanzamiento del holandés lo detuvo Coupet. En el fondo se hizo justicia, porque ni el Madrid mereció ganar ni el Lyon perder.

Robinho se lamenta en el Bernabéu durante el partido disputado entre el Real Madrid y el Lyon
Robinho se lamenta en el Bernabéu durante el partido disputado entre el Real Madrid y el LyonAP

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