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Crónica:Fútbol | Novena jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Y van cuatro

El Atlético de Madrid se mostró incapaz de sacar nada más positivo que un empate ante un Mallorca demasiado conservador

No era el mejor momento para que el Atlético visitara al Mallorca, un equipo, en otros tiempos, propicio para el niño Torres, al que le ha marcado en tres de las cuatro últimas visitas. En tres. Número maldito para el Atlético, porque eran tres los partidos perdidos de forma consecutiva antes de llegar a Mallorca, y tres los encuentros que llevaba sin marcar. Los mismos tres benditos para el Mallorca. Tres victorias seguidas, tres partidos sin encajar goles. Tres. Bueno, ahora, cuatro.

Aguirre rompió su propia filosofía. Desde enero de 2005 el mexicano no ha repetido un sólo once. Ni con Osasuna ni con el Atletico de Madrid. Y se la jugó. Decidió poner sobre el césped del Ono Estadi a los mismos hombres que una semana atrás habían cosechado la tercera derrota consecutiva, ante el Zaragoza, en el Calderón. Eso implicaba que el Khun Agüero volvía a quedarse en el banquillo, que volvía a tocarle el papel de salvador... si Torres no conseguía resucitar. Y no lo hizo. Y de anécdota ha pasado a ser un problema. Porque el Atletico ha vuelto a mostrar su gran debilidad, el ataque. No ven portería.

Pensemos entonces que al menos lo intentan, porque tener el balón, lo tienen. De hecho, en tiempo de posesión fue tremendamente superior al Mallorca. Pero de posesiones no se vive. Tocan y tocan tanto que la marean, y hasta aburren. Y suben los nervios. Y la tensión. Y Perea debió haber visto por ello el camino de los vestuarios expulsado por sendos cabezazos. Se vive de goles, y esos no llegan.

Manzano conoce a la perfección al Atlético. Sus virtudes y sus defectos. De hecho, nunca ha perdido ante ninguno de sus ex equipos. Y sabía que esperando a los rojiblancos en el centro del campo, no dejando espacios y jugándosela a la contra, conseguiría su cuarta victoria consecutiva. Sin Ibagaza, sólo quedaba encomendarse a la velocidad de Maxi López, o a la experiencia de Arango, pero el Atlético construyó una buena madeja, en el centro del campo, imposible de penetrar por el Mallorcar. Eso y el miedo a perder que mostraron los de Manzano durante todo el encuentro.

La segunda parte mejoró, sobre todo de cara a la grada. Aguirre y Manzano movilizaron sus banquillos. El esperado Agüero saltó por un desafortunado hoy Maniche. El argentino abrió espacios, buscó la portería rival.

Aprovechando el descanso del encuentro, Mallorca rindió un sentido homenaje a un paisano campeón, Jorge Lorenzo, que el pasado domingo se proclamó campeón del mundo de 250 c. El mallorquín saltó al terreno de juego con la camiseta del equipo y el uno a la espalda.

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