Osasuna se lleva el partido del desprósito

Renqueantes andaban Osasuna y Real Sociedad antes de este partido, y más o menos igual salen del encuentro. Tras un recital de fútbol gris y desangelado, sólo un gol afortunado del delantero uruguayo Richard Chengue Morales a pase de Delporte desde dentro del área ha alterado los biorritmos de El Sadar. Un tanto muy rentable, por otra parte: el equipo navarro suma ahora 16 puntos, rompe una cadena de tres derrotas consecutivas y se asoma por la zona donde nunca se pone el sol, mientras que la Real Sociedad queda varada cerca del abismo pocos días después de perder el tren de la Copa del Rey.

Por primera vez en lo que va de Liga, Osasuna ha terminado un partido sin encajar ni un gol. A tenor de lo que ha sido el encuentro, sin embargo, parece más sorprendente que haya sido capaz de romper la estatua de hielo a la que el frío y la estulticia de ambos equipos habían reducido el encuentro. Aparte del gol, sólo una jugada merece comentario: en el minuto 17, Nihat metió un gol fantasma que el árbitro no concedió. El portero navarro, Elía, no acertó a atrapar un balón sacado de esquina al primer palo por Rossato y que Nihat pareció introducir en la portería antes de que Corrales lo achicara.

La primera parte fue un recital de despropósitos y carencias, con imprecisiones, fallos defensivos y un ataque romo, romo, romo. La segunda parte fue aún peor: la Real Sociedad desapareció de escena, y Osasuna, renqueante, comenzó a confiar en la victoria. Su dominio a trompicones le llevó cerca del gol en varias ocasiones, aunque el premio llegó de la forma más increíble: un rebote del balón en la rodilla de Morales. Y fin de la historia.