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Crónica:FÚTBOL | Cuarta jornada de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ronaldinho gradúa al Barça en Europa

Un gol del brasileño corona la remontada del equipo catalán ante el Milan

Al Barcelona de esta temporada, ése que enamora por sus garabatos sobre el césped, ése que controla los partidos, se guarda en las alforjas el balón y no lo rinde al enemigo ni muerto, ése que asesta el golpe final de mil maneras diferentes... Al mejor Barcelona de esta temporada lo ha hecho bueno el único matiz que le quedaba por definir, el que le permitió salvar el honor el año pasado: Ronaldinho. Unidas ambas caras de la moneda, ni el Milan se le puede resistir, ni el Milan se le ha resistido.

Y eso que los posos del café pintaban bastos en las primeras estribaciones del encuentro. El Barça no necesitaba ganar el partido de hoy para clasificarse en esta primera ronda de la Liga de Campeones. Tras vencer al ucranio Shaktar Donetsk y al escocés Celtic de Glasgow, sumaba seis puntos y tenía una ventaja real y anímica casi definitiva. Por delante estaba el Milan —se clasifican los dos primeros—, que le derrotó en Italia por un sólo gol pero con cierta superioridad muy molesta para un equipo que se investía de imbatible en los primeros escarceos de la temporada.

La revancha, que así veían los catalanes este partido, comenzó sin embargo como terminaba el anterior encuentro. El Barça dominaba todos los resortes del partido, pero cada ataque o contraataque de los italianos ponía la piel de gallina al Nou Camp. Y con razón: apenas había transcurrido un cuarto de hora y Shevchenko fusilaba desde el área grande a Valdés tras una brillante jugada individual. La historia se repetía.

Y tanto. A partir de entonces el partido fue una sinfonía azulgrana con picos de emoción casi siempre en botas enemigas. Pero este Barça no es el de la pasada temporada: además de ser bueno, se sabe bueno. Ah, y tiene, entre otros, a Eto'o. El camerunés recibió un balón rapidísimo de Xavi dentro del área y lo hizo aún más sexy: más fuerte, más alto, más venenoso... y gol. Corría el minuto 36. El resto de la primera parte fue un asalto de la caballería azulgrana. Un asalto inútil. Tras el descanso el guión corrió bajo una batuta muy similar: infinidad de ocasiones baldías del equipo catalán, que metió al Milan debajo de los tres palos. Quedaba marcar el gol, pero nadie parecía capaz de hacerlo.

Ronaldinho, el mejor pasador, el artista de circo, la estrella sin balón de oro, aprendió la temporada pasada a meter goles para salvar al Barça de la ruina. Este año, con un plantel de delanteros considerable y algo lesionado todavía, cedió la ejecución final a Eto'o, Larsson, Giuly... Tan sólo un gol había metido, y de penalti. Hasta hoy. Hoy los dos equipos eran muy buenos. Hoy los dos equipos eran quizá los mejores. Pero hoy sólo uno tenía a un brasileño llamado Ronaldinho para trincar el balón, sentar al defensa y batir a Dida. Quedaban tres minutos para el final. Los suficientes para que el Nou Camp se rindiera en aplausos con su genio.

Ronaldinho, abrazado por sus compañeros tras marcar el tanto de la victoria.
Ronaldinho, abrazado por sus compañeros tras marcar el tanto de la victoria.EFE

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