Ronaldinho y el Barça siguen de fiesta

El Barcelona crece al mismo ritmo que disminuye la emoción de la Liga. El conjunto que entrena el antes denigrado Frank Rijkaard vive el mejor momento de la temporada y cada jornada que pasa se lamenta más de su deplorable primera vuelta. El Barça es ahora un equipo totalmente centrado, cada vez más compacto, seguro y difícil de ganar y, lo que es la vida, en las dos últimas semanas juega a favor del Real Madrid. Si hace siete días el gol de Gerard en Valencia fue celebrado por los madridistas como si lo hubiera marcado Ronaldo, lo mismo puede decirse de los tantos de Ronaldinho y Saviola en la primera mitad. Son dos goles que meten al Barcelona en la lucha por el segundo puesto de la Liga y que acercan un poco más al Madrid al título.

El Deportivo no es el que maravilló ante la Juventus, se ha visto superado en el centro del campo y ahí ha empezado a perder el partido. Xavi, que ha dado los dos pases de gol de la primera parte, Davids y Cocu han controlado el tráfico y han permitido a Ronaldinho y Saviola, los dos mejores del Barcelona en Riazor, jugar con comodidad y amargar la vida al Depor. Claro que todo pudo ser menos traumático para los de Irureta si el árbitro hubiera señalado un penalti que Cocu cometió sobre Luque.

Ya en la segunda mitad, el encuentro se volvió loco. Una extraordinaria acción colectiva del Barcelona terminó con un nuevo gol de Ronaldinho, que parecía matar definitivamente el partido y al Depor. Todo lo contrario. Pandiani, que no marcaba casi desde que empezó la Liga, puso la cabeza al servicio de los pases de Romero y con dos buenos goles llevó la angustia al banquillo de Rijkaard. Lo que debía ser un cómodo paseo se había convertido en una empinada cuesta que el Barça parecía ahora incapaz de subir.

El choque se convirtió en un duelo apasionante, lleno de tensión, emoción y con muchos momentos de buen fútbol. Si no hubo más goles fue por los errores de los delanteros. Pero para error el de Tristante Oliva y su asistente. Este árbitro, que debuta en Primera División, ha pitado el Real Madrid-Valencia y este Deportivo-Barcelona, y en los dos ha sido protagonista. Aconsejado por su asistente mostró la segunda amarilla a Motta por una falta que había cometido Oleguer y alteró con ello a los dos equipos. Al Barcelona por haberle expulsado a un jugador que sólo pasaba por allí y al Deportivo porque reclamaba la expulsión de Oleguer. Un lío del que ya no salió el encuentro ni Tristante.