El Atlético rescata un punto en el último suspiro

El Atlético no ha sabido ganar un partido que debía haberse llevado en vista de las condiciones en que el colegiado se lo había dejado al cuarto de hora. Con un gol de ventaja y con un hombre más por expulsión de Helguera -habría que pedirle cuentas por la alevosa entrada a Javi Moreno- no podía encontrarse en mejor escenario. Sin embargo, incomprensiblemente, ha reculado de mala manera y defendiendo, algo que no hace precisamente bien, ha entregado al Madrid la posibilidad de hacerse con los puntos, que ha rescatado con el tiempo cumplido gracias a un excelente lanzamiento de falta de Albertini.

Empezaba el partido como cabía esperar, con el Madrid lanzado. Primero Flavio y luego Raúl -que ha fallado lo infallable- han podido poner la distancia real que existe entre las estrellas blancas y este Atleti sin brillo, que ni defiende ni ataca y que se agarra como puede a los destellos de Torres, astro en ciernes, pero que hoy ha defraudado.

Pese a los arreones blancos, ha sido el Atlético el primero en marcar, merced a un penalti rigurosísimo de Roberto Carlos a José Mari, al que ha hecho la cama en el área. Inmediatamente después, Helguera ajusticiaba al autor del gol, Javi Moreno, con una entrada incomprensible, sin balón, por detrás y en el medio del campo. A la ducha sin contemplaciones.

Ni siquiera el Sabio de Hortaleza ha sabido conjurar a sus hombres, maltrechos en lo anímico, para dar la vuelta al luminoso en la segunda parte. Pese a que ha tenido el control del juego, sobre todo con la entrada de Movilla, pese a mantener al Madrid encerrado durante muchos minutos, no ha sabido batir a Casillas, que ha realizado un par de intervenciones milagrosas. Incluso ha sido el Madrid el que ha podido matar el partido con un penalti de Aguilera, que ha parado el Mono con la nariz -textualmente-.

Así las cosas, el partido transitaba hacia su fin con el balón en los pies del Atleti y el Madrid viendo pasar los minutos. Pero Albertini, que había hecho una aseada primera parte para diluirse, como es habitual, en la segunda, ha rescatado el buque rojiblanco con una falta lanzada magistralmente, que ni Casillas, acostumbrado a los milagros -ya había sacado alguna con la ayuda de los hados- ni ha podido sacar esta vez, aunque por poco.