El Sevilla asciende como campeón
El Getafe certifica su descenso a Segunda B tras caer en casa ante el Racing de Ferrol
La primera parte había tenido a los aficionados enganchados a sus transistores, pendientes de lo que ocurría en Albacete. El gol del Atlético calló al público durante todo el descanso, pero el tanto de Podestá resucitó a la hinchada, feliz después del largo calvario en Segunda División.
Una vez concluido el partido, el dispositivo de seguridad organizado por el Sevilla funcionó a la perfección y los aficionados asistieron desde la grada a la vuelta de honor de toda la plantilla, que paseó por el césped una gran bandera rojiblanca. Las celebraciones de los jugadores estuvieron especialmente dedicados a la hinchada más radical, los Biris, que ocupa el fondo norte del estadio sevillista. Los jugadores celebraron la victoria en el césped durante más de media hora y terminaron manteando a Caparrós y a Monchi.
Luego, en el vestuario, nada de champán. La bebida espumosa fue sustituida por otra igual de espumosa pero aún más refrescante: la cerveza, que sirvió para bañar a Caparrós, muy emocionado tras vivir el partido con más intensidad que nunca, al director deportivo, Monchi, y al resto del equipo técnico. En el césped y en el vestuario no faltó ni un sólo jugador de la plantilla, a quienes Caparrós tenía concentrados desde el mediodía, cuando celebraron una comida en el hotel de concentración, cercano al estadio.
En la celebración tampoco faltó la música. Pero no cualquier música, sino la selecta selección que los propios jugadores del Sevilla, con Olivera a la cabeza, han ido escogiendo durante la temporada, tras las horas de trabajo en la ciudad deportiva. Estopa, King África y otros grupos del momento recogidos en un CD que sonó por la megafonía del estadio.
Tras la fiesta en el vestuario, toda la plantilla se vistió con el uniforme del ascenso, previamente acordado por los jugadores: bermudas y camiseta conmemorativa, prendas muy acordes con el asfixiante calor que azotó Sevilla durante toda la tarde y la noche. De ahí, al autobús que les condujo a la Puerta Jerez, lugar emblemático de las celebraciones sevillistas, donde afición y jugadores celebraron juntos que, 347 días después, el Sevilla volvía a ser un equipo de Primera División.
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