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‘Super Mario 3D World + Bowser’s Fury’: elegancia por los cuatro costados

Uno de los mejores videojuegos de plataformas de siempre llega a Nintendo Switch con mejoras, una cantidad ingente de contenido y toda una lección de diseño de niveles

Existe una sensación recurrente en los videojuegos tridimensionales de Super Mario, y es que todos se controlan como los ángeles, pero ninguno de la misma manera. No tiene nada que ver ponerte a los mandos con Super Mario Galaxy que empezar a levitar con el A.C.U.A.C. en Super Mario Sunshine; ni qué decir tiene la combinación de elementos de Super Mario 3D World, el que es ahora protagonista. Hijo redimido de Wii U, la que es por méritos propios una de las mejores aventuras del fontanero llega a Nintendo Switch ampliando, puliendo aspectos de calidad de vida e incorporando el tan ansiado modo multijugador en línea. Singular, único, pero a la vez familiar. Te sientes en casa. Un regreso que se deshace de limitaciones y se vuelve más diáfano. La versión definitiva de un título cuyo talento no brilló lo suficiente hace siete años.

Super Mario 3D World es virtuoso porque no buscó revolucionar la fórmula, sino perfeccionar la idea de diseñar un juego de plataformas bidimensional en tres dimensiones. Estamos ante un ejercicio de maestría de diseño en el género de los saltos y la colección de objetos brillantes; porque el equipo responsable del título piensa en 2D y ejecuta en 3D sin perder nada por el camino. Un gato que se mira al espejo y se siente león. Hay añadidos destacables como un aumento en la velocidad del desplazamiento, o la resolución, ahora 1080p, para que los detalles en pantalla ganen en calidad y fidelidad visual.

Lo mejor de todo es que, si Super Mario 3D World se hubiese puesto originalmente a la venta en la actualidad para servir de homenaje al 35 aniversario del primer título protagonizado por el personaje, no hubiese pasado nada; hubiese sido igual de válido. Es puro, es auténtico y, en cierto modo, también extraordinario por salirse tan elegantemente de la norma.

Saxofones, cascabeles y mucho jazz

Para los recién llegados, esta entrega lanzada originalmente en 2013 es realmente la celebración de una manera de hacer las cosas. Las secuelas de este género se pueden diseñar de dos formas: buscando revolucionar la fórmula o perfeccionando la misma. El caso que nos acontece se acoge a lo segundo. En primer lugar, por confiar de nuevo en Super Mario 3D Land (2011, 3DS); por otro lado, interiorizar normas del primer Super Mario Bros., la introducción de personajes del segundo, transformaciones como las del tercero más ciertas soluciones artísticas y de diseño de escenarios del tridente confirmado por Super Mario 64, Sushine y Galaxy. Es una simetría reconocible.

Uno de los motivos por los que hereda elementos de los títulos del bigotudo en dos dimensiones no es tanto que incluya un indicar de tiempo restante en las pantallas, no es tanto que sean niveles cortos u lineales con bandera al final, sino que el control de la cámara está bloqueado. La potestad de su uso no se otorga al jugador, sino que se sitúa en favor del diseño del nivel. La perspectiva es exactamente la que necesita cada nivel en ese momento; incluida su distancia. ¿Es esto una limitación? Objetivamente lo es. ¿Es esto un perjuicio para el propósito de su filosofía mecánica? En absoluto. Es, simplemente, diferente. A veces, positivo, porque hay fases donde el juego de la perspectiva influye directamente en el cálculo de nuestros movimientos.

Es un juego que tarda en arrancar, que no te sorprende desde el primer momento, sino que va de menos a más casi sin interrupciones. No hay altibajos, es cuesta arriba constantemente tanto en originalidad de diseño como en la curva de dificultad, que alcanza cotas endiabladas, solo aptas para valientes. Es un reto extremadamente satisfactorio de superar.

Super Mario 3D World se niega a terminar. Cuando crees que has llegado al final, aparece otro epílogo y, lo que hace todavía más grande a esta aventura, los requisitos para dicho final lo hacen todavía más singular; aunque la respuesta en este caso la tengas a tu alrededor. Por eso es tan importante que, en la actualidad, entendiendo la manera que tenemos de consumir videojuegos y en un contexto marcado por la limitación de encuentros presenciales, el modo multijugador en línea le viene como anillo al dedo. A diferencia de muchos otros juegos de la consola, aquí todo va de maravilla durante las partidas conectados; no hay tirones, caídas de fotogramas ni bloqueos de imagen. La infraestructura solo demanda hasta cuatro jugadores en pantalla y, a decir verdad, lo hace sin objeción.

Como sucede en otros grandes éxitos de la Nintendo contemporánea, Super Mario 3D World comienza cuando ves los títulos de crédito. Porque se busca despertar tu interés por completar y encontrarlo todo. Hacerlo, además, en compañía. El reto final es, con diferencia, el más desafiante que recuerdo en un título del fontanero. E insisto, se niega a terminar. Una vez finalizada la aventura principal, donde antaño podías pasar página y sacar el disco de la consola ahora tienes un agregado single player con su propia historia, su propio contexto. Es también un relato que toma directamente la jugabilidad del referido, así que te acostumbras a todo al cabo de un par de minutos.

Una sorprendente expansión cargada de exploración y contenido

He de reconocer que he disfrutado esta expansión mucho más de lo que esperaba. Es la gracia de no ver tráileres ni dibujar ningún tipo de expectativa. Nintendo nos prometió algo más con componente individual y cámara libre. Yo lo interpreto como un mundo adicional de Super Mario Odyssey (2017, Nintendo Switch) con el control de 3D World. Sorprendentemente efectivo y extenso. No falta de nada. Es también declaradamente confuso porque, de primeras, no sabes por dónde empezar. Un mundo abierto en forma de archipiélago dividido en zonas donde tenemos que conseguir un número determinado de soles felinos para convertirnos en Mario Felino gigante. Con cada transformación podremos enfrentarnos durante un tiempo determinado al Bowser gigante. Una vez termine el tiempo, regresamos para buscar más soles y embestir de nuevo al enemigo, que de vez en cuando aparece para sembrar el caos en esta serie de islas. Y es entonces cuando toca escapar, cubrirnos, ocultarnos. Es una pena que, en modo portátil, esta expansión caiga de 60 fotogramas por segundo a 30 FPS. No es incómodo, pero la fluidez se resiente. El rendimiento, en general, presenta margen de mejora en situaciones con muchos elementos en pantalla. Por lo demás, una minihistoria que puedes completar en un fin de semana; aunque, una vez más, terminarla es solo la mitad del camino.

La exploración gana muchos enteros, lo que se traduce en diversión. Es muy rápido, muy ágil, tanto en partidas cortas como en largas. Estás constantemente siendo recompensado por realizar tareas. Me ha encantado que, al volver a zonas previamente completadas, aparezcan nuevas tareas con un sol felino como recompensa. Amortización de recursos con elegancia y sentido. Es agradable que se dé más protagonismo a la figura de Bowsy, que nos acompaña en todo momento, y que ítems como la campana y el cascabel para convertirnos en gato se exploren de formas diferentes al juego base. En definitiva, esta expansión es un complemento que no justifica por sí solo la compra del juego. Sí es, sin embargo, un agregado con el suficiente empaque como para recomendar más aún este excelente título. El port más ambicioso de Nintendo Switch, pendiente de todo detalle.

La banda sonora merece una mención aparte. El objetivo del sonido en un juego de plataformas suele ser ambiental, accesorio, aderezar lo que estamos viendo en pantalla para aportarle una mayor viveza; ser más sensorial. Super Mario 3D World respira el diseño creativo de Galaxy a este respecto, con el añadido de que ahora escuchamos una orquesta con más instrumentos sonando a la vez, algo que es coherente con la estructura cooperativa de la obra. Asimismo, hay composiciones con una tonalidad más dinámica, lo que enriquece el conjunto en lo que a matices sonoros se refiere. Un diseño de sonido marca de la casa acompaño de música que se atreve a subir o bajar la intensidad dependiendo de la situación. Hay temas que me han acompañado durante los últimos siete años; su regreso constata que seguirán en mi lista de reproducción unos cuantos más. A veces simplemente te apetece sentarte y... escuchar.

Super Mario 3D World es un capítulo ineludible para cualquier fan, un juego imprescindible para Nintendo Switch, que ahora se siente su plataforma natural gracias a los cambios incorporados. No necesitaba mucho para seguir siendo excelente, pero ahora nos recuerda por qué lo es y por qué no podemos dejar de nombrarlo cuando mencionamos los mejores videojuegos de plataformas de la historia de Nintendo.

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