Isla de Madrid

Buenas noches es la obra inaugural de un escritor que nació en 1994 y parece haber vivido al menos desde el siglo XIX. La materia es Madrid, “un punto de encuentro de españoles pobres”, y el propósito es contar “la digna capital de Castilla” desde el punto de vista de un flâneur, alguien que pasea sin rumbo ni convencimiento en medio de ese “patrimonio anímico” que, en todo caso, siempre guarda razones para la euforia, pues “hay que estar muerto para no sentirse eufórico en Madrid”.

El autor es un “observador”, “un auténtico rebelde, pasivo e improductivo, una acera rota de Madrid, un niño frívolo y bien vestido que respeta siempre las señales de tráfico”. Para que su historia de paseante sin rumbo tenga un punto de apoyo hay un amor perdido, Jane, que lo lleva a viajar a París, su otro territorio, al que solo acude para ver cómo esa joven entra y sale, hablando por el móvil, de la casa donde vive. En París cumple el misterioso encargo de su abuela, que quiere que salude a otra anciana. Ésta guarda un tesoro que daría para otra de las novelas que alberga el libro.

Las metáforas son propias, hay en Isla rabia de crear, pero es inevitable hallar ecos que en el caso de Baudelaire él hace explícitos, pero que incluyen iluminaciones de Umbral (que escuchó la ciudad desde su casa) y del Muñoz Molina que paseó Madrid escuchando el ritmo de sus transeúntes. Hay en Isla una potencia insólita para alguien que escribe como soplando, quitándole importancia a lo que dice mientras transcurre a su alrededor la destrucción o el amor, el espejo de un mundo que se le desmorona al tiempo que lo mira. Todos los personajes son parte de una película que él ve yéndose, como si llegara a este mundo para contarlos, rozarlos y despedirlos.

“Me refugio en un café cercano, y ahí, como un Zweig resucitado, me quedo mirando el esplendor y le pronostico un futuro de mierda”. El espejo de un escritor tronante (que “tiene gestos de elefante”) le sirve para la eficaz caricatura, y el desamor o la búsqueda del fracaso le abren camino al arte de contar la herida. Un escritor, ya verán.

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Autor: Santiago Isla.

Prólogo: Karina Sainz Borgo.

Editorial: Círculo de Tiza, 2020.

Formato: tapa blanda (221 páginas, 20 euros).

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