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TEATRO

La Fura dels Baus, pioneros del teatro digital (sin saberlo)

La compañía catalana, que empezó a usar Internet en los escenarios en los noventa, vuelca ahora su experiencia en una adaptación de 'Macbeth' creada durante el confinamiento

Raquel Vidales

En noviembre de 1995, la compañía catalana La Fura dels Baus y la galesa Brith Gof presentaron en el Mercat de les Flors de Barcelona un espectáculo conjunto (aunque ellos prefirieron calificarlo como "experiencia” o "work in progress”) que no solo se desarrollaba en el escenario físico en el que estaba el público, sino también en Madrid y Cardiff, donde se representaban performances simultáneas que podían verse en pantalla mediante conexiones en directo. Dos años después, La Fura repitió en solitario el experimento en el Teatro Malic de Barcelona, conectado en esa ocasión con la ciudad alemana de Friburgo, para replicarlo después también en Tárrega, Salt y Amberes. “Un sorprendente trabajo planetario gracias a lo que La Fura llama ‘teatro digital’, es decir, la fricción entre las artes escénicas e Internet”, escribió entonces Pablo Ley, el cronista de EL PAÍS que acudió a la representación en el Malic.

Hablamos de los años noventa, cuando la expresión “teatro digital” ni siquiera estaba acuñada. “Nadie nos entendió. Por entonces casi nadie tenía acceso todavía a Internet y las videoconferencias parecían ciencia-ficción. Utilizar todo eso para hacer teatro se veía marciano. Decían que éramos unos frikis”, recuerda Pep Gatell, uno de los fundadores de La Fura, que coordinó aquellos proyectos. “Después de aquellas dos experiencias, abandonamos esa línea de trabajo. Hay que pensar además que en aquel momento las conexiones eran lentísimas, teníamos que pinchar la entrada de los vídeos unos cuantos segundos antes porque la señal llegaba con retardo… en fin, una locura. Muy divertido, pero muy difícil”, añade.

Otro momento de la función.
Otro momento de la función.

Quién habría adivinado que 25 años después una pandemia iba a poner de moda el “teatro digital”. Y que aquellas transmisiones por videoconferencia que La Fura ensayó de forma rudimentaria serían el pan nuestro de cada día. Fueron pioneros sin saberlo. Así que ahora no iban a ser los últimos en presentar un espectáculo virtual durante el confinamiento por el coronavirus: La maldición de la Corona, una adaptación de Macbeth, el clásico de Shakespeare, en cuya creación han trabajado a distancia una treintena de artistas de distintas disciplinas (artes escénicas, plásticas, ciencia, diseño, ingeniería) durante dos semanas. Se retransmitió en directo dos veces (28 de abril y 8 de mayo) y ahora puede verse una grabación completa del resultado en Youtube.

Dirigido por Gatell, este Macbeth es un complejo entramado de escenas en directo, vídeos pregrabados, imágenes diseñadas por ordenador y música que se sucede a buen ritmo y que juega visualmente con elementos icónicos de la trama de Shakespeare: el cuchillo asesino, las manos ensangrentadas, la corona… muchas veces amplificado su efecto por su multiplicación o partición en distintas ventanas que se muestran de manera simultánea en la pantalla. Sobre todo ello sobrevuela un soniquete, el leitmotiv de la propuesta, que es una de las frases más famosas de la obra original, “lo hecho, hecho está”, que funciona como eslabón del texto clásico con la situación actual y que se refiere a un acto o circunstancia que supone un antes y un después, que hace que nada vuelva a ser lo mismo y no haya marcha atrás: ya sea el crimen de Macbeth o la crisis del coronavirus. Aparte está el evidente juego de palabras implícito en el título entre corona y coronavirus.

Más allá de ese paralelismo conceptual, Gatell confiesa que otras de las razones por las que eligieron Macbeth para este "experimento" (igual que en los noventa, no se atreven a llamarlo de otra manera) fue la estructura del texto original. "No podíamos empezar creándolo todo. Necesitábamos una trama que fuera conocida y que supiéramos que iba a funcionar, porque en dos semanas teníamos que investigar muchas otras cosas tanto de forma como de operatividad", explica. Para hacerse una idea de lo complejo que fue, basta decir que durante la retransmisión se necesitaron varios regidores: uno para pinchar los vídeos, otro de músicas y otros cinco para los cinco equipos en los que se dividieron los performers para que no hubiera vacíos o silencios en las transiciones. A lo que hay que sumar que en la segunda función se añadió un "más difícil todavía" con la integración de la aplicación para móviles Kalliope, desarrollada en los últimos años por La Fura para ofrecer un segundo plano narrativo durante sus espectáculos, complementando o amplificando aspectos de la trama principal, guiando a los espectadores por los distintos espacios y proporcionándoles consejos sobre cómo relacionarse con su entorno.

La Fura no continuó desarrollando aquellos locos proyectos de los noventa, pero en realidad nunca abandonó la investigación con herramientas digitales. No serían ellos si lo hubieran hecho. Recordemos que la base de su trabajo, lo que les ha distinguido como compañía singular en todo el mundo, es la “fricción de disciplinas”. Frutos de ese empeño son, entre otros, la aplicación Kalliope y la creación hace dos años de la Fundación Épica, una organización que se define como un “espacio de aprendizaje multidisciplinar alrededor de las artes escénicas", cuyos experimentos han servido de base para la creación de La maldición de la Corona, sobre todo en lo que a metodología se refiere. "Esto lo hemos podido hacer porque hemos llamado a gente que ha participando en los últimos workshops organizados por la Fundación, de manera que existía ya la suficiente complicidad para poder trabajar a distancia. Siempre se necesita un mínimo contacto presencial para poder crear en equipo", admite Gatell.

Otra escena de 'La maldición de la Corona'.
Otra escena de 'La maldición de la Corona'.

El último de esos workshops, por ejemplo, bautizado Sistemas complejos, puso en relación a expertos de la investigación contra el cáncer con artistas para simular el movimiento de las células células malignas dentro del cuerpo, mientras otro equipo de filósofos estudiaba comportamientos de grupo y otro de biólogos analizaba impactos emocionales en el cerebro y la memoria.

En La maldición de la Corona también se ha implicado a varios grupos de investigación: el Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y el Centro de Visión por Computador. El primer equipo está analizando el proceso creativo en un entorno nuevo como es el teatro digital, el segundo trabaja sobre el impacto del entorno virtual en el sistema cognitivo y el tercero estudia las relaciones que se establecen dentro de un proceso creativo a través de las tecnologías de visión por computador.

Parece ciencia-ficción, pero no lo es. Nunca lo fue para La Fura dels Baus, aunque han tenido que pasar muchos años para que se "normalizara" la interacción con los sistemas y plataformas digitales. "Ahora que la gente ya está acostumbrada y que su uso además se ha disparado por el confinamiento, es el momento de seguir investigando. Me atrevo a decir que estamos ante un cambio de paradigma. No tanto porque crea que a partir ahora vaya a proliferar el teatro digital, sino porque este salto que hemos dado durante el encierro nos va a ayudar a manejar mejor estas herramientas para integrarlas en los espectáculos tradicionales. Sin duda, lo virtual se mezclará con lo presencial y el teatro será más híbrido", augura Gatell. Presagio de furero.

La maldición de la Corona. Una creación de La Fura dels Baus / Fundación Épica. Dirección: Pep Gatell. Disponible en Youtube.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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