Fantasía española
‘Babelia’ propone a los fotógrafos que escojan una imagen de la que guardan un recuerdo especial. Inaugura esta nueva serie Alberto García-Alix con una foto tomada en el Prado
La primera vez que entré a fotografiar dentro del Museo del Prado estaba leyendo un libro sobre las cartas que Felipe II escribió a sus hijas. La sala por la que inicié mi recorrido justamente poseía un retrato de Felipe II, obra de Sofonisba Argensola, y también otros extraordinarios cuadros. Varios eran de sus hijas, las receptoras de las cartas, Catalina Micaela y Clara Eugenia, inmortalizadas por Sánchez Coello.
Conociendo por el libro la humana intimidad de los personajes y los avatares de su historia, los cuadros, sus retratos, me hablaron ese día más de lo que normalmente es común. Desde entonces, no he regresado al museo sin detenerme en esta pequeña sala que posee para mí una fascinación que me atrapa.
Mi safari en el museo, en horario sin público, consistió en perseguir y fotografiar dos realidades diferentes, captar imágenes de fragmentos de cuadros que podían ser o no de los mismos autores y fusionarlas, a través de múltiples exposiciones, para crear un mundo nuevo, un imaginario propio.
Es un trabajo ciego. Conozco los elementos que escojo de cada cuadro y sé dónde, más o menos, voy a encajarlos. Pero nunca sé cuál será el resultado final. Es un ejercicio difícil que depende, en el campo de la fotografía analógica en el que me muevo, de muchas variantes técnicas. Tiene además mucho de intuición, experimentación y también de azar.
En esta foto, Catalina Micaela ha perdido el rostro y solo sus visibles ojos nos observan desde el pañuelo que sujeta la mano de Isabel de Borbón. Es una reinterpretación expresionista de su retrato expuesto en el Prado y la escojo porque posee ensoñación y latido. Lleva por título Fantasía española.
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