La televisión privada cumple 30 años y este hombre los ha visto todos
Manu Sánchez, presentador de deportes en Antena 3, recuerda la irrupción de las cadenas privadas en España
“Sí, yo llevo desde el principio”, se jacta Manu Sánchez. El del presentador de deportes de las dos ediciones de los informativos de Antena 3 es de los pocos rostros que ha pasado 30 años en pantalla. Esta semana, que se cumple el aniversario de aquel 25 de enero de 1990 en el que Antena 3 empezó a emitir y España dejó de depender solo de la televisión pública, la cadena ha ido emitiendo diversas imágenes de los comienzo. A Sánchez le cuesta reconocerse en ellas.
Hoy tal vez es un icono de la televisión española, pero Sánchez lo considera un “milagro”. Él es de un pueblo “perdido de Murcia” llamado Moratalla y se crió en Alicante. Cuando le dijo a sus padres que quería estudiar periodismo creyó que le dirían que no, ya que era un esfuerzo económico tener que desplazarse hasta Madrid. Pero le dieron la oportunidad (en el tercer curso tuvo que buscar un trabajo a la desesperada para poder permanecer en la capital). Ese milagro del que habla se produjo cuando le llamaron desde lo que entonces solo era Antena 3 Radio. Era 1989, tenía 20 años. En cuestión de meses entraría en la historia de la televisión.
“Las imágenes que posiblemente se vean estos días de la antena construyéndose las grabé yo”, recuerda hoy Sánchez, de 51 años. Desde entonces ha vivido diez finales de Champions, un mundial de fútbol, dos campeonatos del mundo de rallies, Juegos Olímpicos… Sus historias son también historia de la televisión. “Lo bueno de estar en los inicios es que ves cómo se va gestando el bebé y cómo se va formando. También se estaban creando las secciones de la redacción y lo bueno de los deportes es que además viajabas. Yo tenía 21 años y quería conocer mundo”, comenta.
Al pensar en esos viajes, Sánchez matiza eso de periodista deportivo. “La vida me ha llevado a especializarme en el deporte pero no esquivo ninguna propuesta de actualidad”. De hecho, estaba cubriendo el rally de Finlandia cuando estalló lo que se llamó la Revolución de Agosto, “que fue la ruptura en mil pedazos de la antigua Unión Soviética, con la foto mítica de Boris Yeltsin encima de los tanques en Moscú”, explica. “Recibimos una llamada —no había móviles, claro, todo ha cambiado mucho— y no dicen: ‘Oye, majetes, que está pasando esto, que las repúblicas bálticas dicen que se independizan, mandan a freir espárragos a la Unión Soviética, y sois los que más cerca estáis”. Allá fueron. Estuvieron un mes recorriendo Estonia, Letonia y Lituania, con el ejército en la calle.
El presentador ha vivido no solo la evolución de la televisión y la aparición de las distintas cadenas, sino inevitablemente los cambios en el tratamiento de los contenidos y el de la tecnología. Oírle es atestiguar hasta qué punto la tecnología móvil ha cambiado el mundo. “Cuando estábamos por ahí de viaje la mayor preocupación era si teníamos monedas de el país, porque entonces cada uno tenía la suya. Hacíamos, por ejemplo, los rallys e íbamos de pueblo en pueblo parando en las cabinas telefónicas para hablar con la redacción sobre el contenido, dónde podíamos enlazar las imágenes y todo esto”.
En una sección como la de deportes, el paso de los años y la demanda social están provocando una transformación en los contenidos. “Una señora me paró por la calle y me dijo, ‘Ay, tú eres el de los deportes, lo haces muy bien, pero cuando los dan yo ya cambio de canal”, recuerda Sánchez. “La gente estaba harta de la información futbolística: no de los deportes en general”. Así, han ido incorporando más historias relacionadas con mujeres y sobre personas con discapacidad en el mundo del deporte.
A lo largo de estos años no todo han sido buenas noticias. Sánchez recuerda dos de los momentos más duros que ha pasado en la televisión: la muerte del reportero Ricardo Ortega por una bala en Haití y la de su compañero de deportes y amigo Mariano Sancha por una enfermedad degenerativa. “La muerte de Ricardo la tengo grabada porque yo cogí ese teléfono. Era un domingo por la noche y solo quedábamos los de deportes. Llamaban desde un medio de comunicación de Sudamérica porque querían confirmar la noticia, que no nos había llegado aún, de que una bala perdida había matado a Ricardo”, explica visiblemente emocionando. ¿El mejor momento? “Está por llegar”.
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