Cuando la danza posmoderna de Trisha Brown se alió con el arte pop de Rauschenberg
El IVAM rememora el trabajo conjunto de ambos creadores en la influyente coreografía ‘Glacial decoy’ en una exposición con grabaciones, fotografías y obras de Jasper Johns o John Cage
La bailarina y coreógrafa estadounidense Trisha Brown (1936-2017) renovó el mundo de la danza con su baile posmoderno y su método de la improvisación estructurada. Con ella, la danza se despoja de una narrativa en busca de la esencia del movimiento. El artista visual de Texas Robert Rauschenberg (1925-2008) abandonó el expresionismo abstracto para sorprender con sus combine-paintings, en los que mezclaba objetos cotidianos con pintura hasta que se convirtió en una de las figuras mundiales del pop art.
Trisha y Rauschenberg se conocieron en el estudio de Merce Cunningham, nombre clave en la danza contemporánea. Ella era becaria del bailarín y coreógrafo y él colaboraba con sus escenografías y coreografías. Acordaron trabajar juntos y el resultado fue la coreografía Glacial decoy, que se estrenó en 1979 en EE UU y hoy es objeto de culto, como se pone de manifiesto en la exposición que se inaugura este jueves en el Institut Valencià d’Art Modern.
La conservadora del IVAM Teresa Millet constató el uso de algunas de las obras de Rauschenberg de la colección del museo en la escenografía elaborada para la coreografía y fue tirando del hilo hasta armar Caso de estudio, Glacial decoy, Robert Rauschenberg-Trisha Brown. La muestra exhibe hasta el próximo 18 de abril piezas del también precursor del llamado neodadaísmo, de algunos de sus colegas, como Jasper Johns o John Cage, además de grabaciones de coreografías, fotografías y documentos de la época. Sorprende la vigencia y actualidad de la entonces llamada danza posmoderna.
La alianza creativa de Rauschenberg y Brown dio como fruto un concepto de la danza más libre, observándola en su forma más pura y desafiando la comprensión tradicional de la coreografía, eliminando muchos elementos teatrales como narraciones, trajes elaborados, escenografías o técnicas de danza formales, señaló Millet. Glacial decoy recibió el nombre también de "concierto de danza”, si bien se trataba de un concierto sin música, porque Trisha Brown exigía concentración absoluta en la danza, añadió la comisaria. “Trisha iba dirigida hacia la abstracción de la danza y eliminó los discursos narrativos”, apostilló. De las 620 fotos de Robert Rauschenberg que aparecen en la proyección de la exposición, nueve se encuentran en la colección del museo y pueden verse en la muestra. El artista también se encargó del vestuario y la iluminación.
La directora del IVAM, Nuria Enguita, recordó que los cruces entre la danza, la coreografía y el arte fueron muy importantes en los años cincuenta, sesenta y setenta en Nueva York: “Supuso un momento seminal en el desarrollo de las artes escénicas y performativas en relación con las artes plásticas. Su legado aún es fuente de inspiración en la actualidad”.
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