Filosofía
‘Merlí: Sapere Aude’ gira en torno a dos ejes: la divulgación de algunos conceptos filosóficos y las relaciones sentimentales, al parecer mucho más complejas
La secuela de las tres temporadas de Merlí, la exitosa serie de Héctor Lozano que programó TV-3, Merlí: Sapere Aude, cuyos ocho capítulos exhibe ahora Movistar, gira en torno a dos ejes: la divulgación de algunos conceptos filosóficos y las relaciones sentimentales, al parecer mucho más complejas.
Cernuda publicó su poemario La Realidad y el Deseo en 1936. 80 años largos más tarde, se comprueba la diferencia entre la una y el otro. Carlos Cuevas, el protagonista de la serie, explica: “Antes abordábamos a Kant y solo tocábamos una ramita suya; ahora podemos tratar qué pensaba Schopenhauer, Lucrecio o Zygmunt Bauman”. Ese sería, naturalmente, el deseo. La realidad es otra: la cota máxima de popularidad en las redes sociales de la serie, lo que se conoce como trending topic, fue la secuencia en la que su protagonista, con un cuerpo al que todo parece indicar que le ha dedicado más horas al gimnasio que su mente a las clases de Ética, se lanza desnudo a una piscina.
En cualquier caso, Merlí: Sapere Aude no deja de ser una anomalía en la ficción televisiva. Rodada muy correctamente por Menna Fité en escenarios como la Universitat de Barcelona, el Barri Gòtic, el Raval y la playa de Barcelona, nos muestra una ciudad sin Waterloo, con unas gentes que viven y sobreviven sin hablar del procés y con una evidente proclividad a complicarse con lo que Ciorán definió como “la unión de dos babas”, el amor. Son idas y venidas de parejas de toda condición y género, pespunteadas con una correcta divulgación filosófica, unos diálogos que en ocasiones rozan la pedantería, pero que no distancian al espectador, ansioso, naturalmente, de alcanzar más trending topics con la contemplación de carne juvenil.
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