Superman vuelve a pegarle al Ku Klux Klan medio siglo después
Un cómic oficial del superhéroe recupera un serial de radio de los años 40 para enfrentarlo a la hermandad de supremacistas
Allá por 1946, un escritor concienciado, Stetson Kennedy, le daba un golpe de gracia al Ku Klux Klan. Tras infiltrarse en la hermandad, desveló los secretos de la misma a la prensa y a un medio más poderoso que los periódicos para lograr el retrato que marcó a Hanna Arendt: el de la banalidad del mal. Kennedy habló con los guionistas del tremendamente popular show radiofónico de Superman. Juntos, maquinaron un arco argumental que enfrentaba al hombre de acero con la Hermandad de la Cruz Furiosa. Esto es, el Ku Klux Clan.
Ahora, medio siglo después, los autores Gene Lueng Yang y Gurihiru (seudónimo artístico del dúo de ilustradores japoneses: Chifuyu Sasaki y Naoko Kawano), han resucitado a la Hermandad de la Cruz Furiosa y han llevado esta historia por primera vez a las viñetas. "Ese show radiofónico le dio un enorme mamporro publicitario al Ku Klux Klan [Kennedy llegó a desvelar códigos secretos de la hermandad que se airearon en la ficción]; demostró por qué las historias importan. Lo leí, no sé, hace como 10 años, y se me ha quedó clavado en la memoria desde entonces", confesaba Lueng en una reciente entrevista a Polygon.
Que Lueng se quedara marcado por la historia no es casualidad. El lector de 2019 asumirá que los personajes chinos que protagonizan esta historia, amén de Superman, son invención de Lueng; a fin de cuentas, el guionista es hijo de dos emigrantes taiwaneses, por lo que su propia biografía parece el combustible perfecto para dichos personajes. Sin embargo, resulta que el show de radio partía precisamente de ese punto, de la mudanza de una familia china a Metrópolis y cómo el caldo racista hervía ante su llegada. Al autor, como señala en dicha entrevista, le sorprendió sobremanera este hecho: "No estaba acostumbrado a encontrarme con gente china en una historia de Superman".
El cómic tiene un estilo de dibujo y de personajes que recalca la inocencia, por lo que, cuando la violencia del clan se hace presente resulta peculiarmente aterradora. En una escena también recobrada del show de los 40, la hermandad quema una cruz en el jardín de la familia china. La pareja de hermanos preadolescentes que protagoniza el tebeo, contemplan abrazados y temblorosos la escena.
Es particularmente brillante como Lueng y Gurihiru, recuperando la vivacidad e inocencia de la Edad Dorada del cómic, manifiestan también los rasgos de la nueva ficción pop. El chaval que es hijo del líder del clan está retratado con la misma humanidad que las víctimas. De hecho, tras una escena que lo describe como racista, cuando pierde humillantemente al béisbol con el recién llegado muchacho chino, tiene otra escena que lo redime. Su cara de horror cuando su padre le muestra el uniforme de la hermandad y le dice que, siempre que lo lleve puesto, se dirija a él como: "Señor Escorpión".
Tras 70 páginas que rematan con un... Continuará, y Superman salvando el día, a uno le queda claro, nuevamente, que el tebeo de superhéroes contemporáneo se está convirtiendo en uno de los canales más políticos de la ficción presente. En las páginas finales de este primer número de Superman machaca al Klan (el segundo llegará el 18 de diciembre, Lueng escribe una anécdota conmovedora. Cuando era un chaval, inventó un relato de G.I. Joe que leyó en voz alta en su clase, para deleite del alumnado. Un chaval en concreto, Danny, muy popular, lo aplaudió copiosamente. Después de que terminaran las clases, volvió a felicitarlo. "G.I. Joe, una historia muy molona. ¡Choca los cinco!" , pero cuando el joven Lueng intentó hacerlo, le dijo "No voy a tocar a un...". Y Lueng describe que la palabra omitida ahí rimaba con stink (pestazo). Es decir, que el Danny en cuestión lo había insultado con la palabra humillante dedicada a los asiáticos, dink, popularizada tras la guerra de Vietnam.
Superman machaca al Klan es un cómic de su tiempo. En él se lee un relato de trinchera en esa guerra cultural que se libra en lo pop, esa que alinea a los bandos retrógrados ligados al supremacismo, la alt-right y la subcultura incel (para que lo que nos ocupa, #comicsgate es su hashtag) con la defensa de la diversidad en los contenidos y en los creadores, un grupo que ha sido ridiculizado por los primeros bajo las siglas SJW (social justice warrior; guerrero de justicia social). Pero la falta de ira que manifiesta Lueng contra ese chico de su cómic que tanto se parece a ese chico de su vida, el hijo del racista, da esperanzas para que la guerra pueda llegar a un punto de alto el fuego donde el contacto humano se recupere sin antorchas de por medio.
Ángel Luis Sucasas es director narrativo del estudio de videojuegos Tequila Works y novelista en sellos como Planeta, Dolmen Editorial y Nevsky Books.
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