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Columna
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En vilo

Me dan escalofríos de que puedan desaparecer las viñetas satíricas, símbolo del desahogo y de la libertad

Carlos Boyero

Cuentan de muchas personas que sobreviven o se consumen en soledad que tienen la necesidad al entrar en su casa de encender algún aparato (televisión, radio, ordenador) que les conecte con el mundo, que les ofrezca la sensación de estar acompañados, que maquille el vacío. Y me ocurre últimamente que también practico con gesto de autómata lo de poner la tele. Casi siempre sin sonido. Y veo que aparece un rotulo acompañando a la imagen que informa de que España está en vilo. Alarmado, recupero el sonido para informarme de las razones de ese suspense colectivo. Y me da un ataque de risa. Al parecer, la angustia de los españoles se centra en el desarrollo y el resultado de los pactos después de las elecciones. Y entiendo que los fatigosos actores de la política estén en vilo por los contratos que pueden conseguir sus compañías teatrales o sus productoras para los próximos cuatro años (y si se lo montan bien hasta la jubilación) pero que dejen en paz a España. también que abandonen ese cansino rollo de que su único afán es el bien de la gente. ¿Que coño significará esa abstracción denominada la gente?

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Lo único que me pone en vilo todas las mañanas es saber qué me contará El Roto en esas viñetas geniales. También desoladoras. O sea, el precio de la lucidez. Él si que habla de la gente, de las eternas víctimas del estado de las cosas, algo que no debe de haber cambiado en lo fundamental desde el principio de la humanidad, algo tan simplista y maniqueo como unos dando hostias y los otros recibiendo.

Y me dan escalofríos de que puedan desaparecer las viñetas satíricas, símbolo del desahogo y de la libertad. The New York Times ha comenzado la veda. Imagino que ningun problema si el perrito, en vez de Netanyahu, hubiera sido un palestino.

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