_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Felicidad

El científico Carlos López Otín convierte en espectáculo hipnótico cuestiones áridas e incomprensibles

Carlos Boyero
Paul Newman en 'El buscavidas'.
Paul Newman en 'El buscavidas'.

No resulta cursi sino conmovedor encontrarse a personas adultas que siguen proclamando algo que suena a utopía o a exceso de inocencia como “solo quiero ser feliz”. Incluso si su sensatez añade: “me conformo con que eso ocurra de vez en cuando”. Porque está claro que existe, muchos niños podrían asegurarlo con naturalidad, aunque no sepan ni tengan necesidad de explicar en que consiste. Lucio Dalla, un músico y cantante con capacidad para removerme fibras íntimas, en épocas tormentosas me hablaba de ese improbable estado: “Ah felicidad, en que tren viajarás esta noche, sé que pasarás, pero como siempre, no te detendrás”. Bueno... la autocompasión es un deporte que nos gusta a todos, le asegura el cínico Bert Gordon al destruido Eddie Felson en El buscavidas. Por mi parte, hace mucho tiempo que ya ni siquiera me lamo las heridas escuchando la muy triste Felicidad.

Más información
Guerra
Más música

¿Quién me iba a decir que iba a pasar un rato fascinante escuchando a un sabio de la ciencia, del humanismo, de la cultura, hablando de la búsqueda y la esencia del acto supremo de afirmación en la vida? Se llama Carlos López Otín y presenta ante un público extasiado su libro La vida en cuatro letras. Habla de genomas, de células, de la inteligencia artificial, de física cuántica, de cuestiones que me resultan áridas o incomprensibles. Lo convierte en un espectáculo hipnótico y creo que me hace entender bastantes cosas. No solo está hablando un científico. También un poeta. De lo más trascendente en la existencia, de la huidiza felicidad.

Después, al filo de la madrugada, converso y río con este señor tan positivamente inquietante, enamorado de la vida y que se sintió acorralado por las tinieblas. Y esa noche duermo mejor.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_