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GAZOLINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En la periferia no hay paraíso

'Gazoline', de Jordi Casanovas, es una comedia sobre la adolescencia, la desigualdad social y la posibilidad de enderezar un destino torcido

Javier Vallejo
Imagen de 'Gazoline', de Jordi Casanovas, dirigida por José Luis Arellano.
Imagen de 'Gazoline', de Jordi Casanovas, dirigida por José Luis Arellano.

¡Qué relación de amor-odio mantienen con Panamá los chavales de Gazoline, habitantes de Sena-Saint Denis, el departamento francés con mayor población de origen inmigrante! Desde que el escándalo de la construcción del Canal de Panamá (en el que se enfangaron financieros, políticos y periodistas de la III República) arruinara a centenares de miles de ahorradores, a la Ciudad de la Luz se le llama peyorativamente Panamá.

Al alzarse el telón, centenares de adolescentes de la corona metropolitana de París se han lanzado a la calle a protestar por la muerte de dos compañeros, electrocutados en un transformador de alta tensión, mientras huían de la policía. Omar y Naïm, de origen africano, se disponen a prender fuego a un coche. El primero de ellos, franco-argelino, ha llamado a France 2 para que lo transmita en directo: sabe que la acción de nada sirve sin una buena difusión.

A partir de los graves disturbios acontecidos en la banlieue parisina en otoño de 2005, que se contagiaron a toda Francia, Jordi Casanovas ha escrito una comedia sobre la adolescencia, la desigualdad social y la posibilidad de enderezar un destino torcido, en la que se muestra también cómo los medios de comunicación propician que se creen acontecimientos ex profeso para ellos. Sin cámaras que las difundieran, ciertas noticias sucederían de otro modo.

Omar y Naïm tienen una frescura que para sí quisieran los personajes de Koltès, acrecentada por las interpretaciones de los jovencísimos Prince Ezeanyim (un torbellino) y Mard B. Ase. Delia Seriche, de 24 años, es una Christine grácil, enérgica, arrebatadora, que hace saltar chispas en cada roze suyo con Omar: su beso largo arrancó un rumor sordo creciente entre el público adolescente, mayoritario en las funciones matinales (“El beso, ¿fue de verdad?”, le preguntaron a la actriz en el coloquio. “Sí, porque no sé darlos de mentira… Pero no somos novios”). María Eloidi, de origen magrebí, y el hispano-dominicano Jean Cruz defienden lo mejor que saben dos personajes que son contrapunto opaco de Omar y Christine. El relato que Ezeanyim hace de la persecución de Omar y de la muerte de Alonse tiene el aliento épico de la narración de la batalla en la Pentesilea de Kleist. La dirección de José Luis Arellano y la coreografía de Andoni Larrabeiti imprimen un ritmo vivo al espectáculo.

Gazoline. Autor: Jordi Casanovas. Director: José Luis Arellano. Producción: LaJoven. Próxima función: Málaga, La Térmica, 24 de mayo.

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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