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La noche electoral: así fue la prueba de fuego de la televisión generalista

La alta participación se tradujo en altas audiencias para las cadenas tradicionales

Medios gráficos a la espera del voto de Pedro Sánchez, el domingo, en el centro cultural Valturno de Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Medios gráficos a la espera del voto de Pedro Sánchez, el domingo, en el centro cultural Valturno de Pozuelo de Alarcón (Madrid)ULY MARTÍN
Tom C. Avendaño

Noches como la del domingo pasado ofrecen la oportunidad de comprobar el estado de salud de la televisión generalista. Incluso en una época en la que las plataformas digitales le comen espectadores a buena parte de las emisiones tradicionales, en el último barómetro del CIS, publicado el pasado marzo, el 84,1% de los encuestados declaró que se informaba de cuestiones electorales principalmente por las televisiones, muy por encima de Internet (39,5%), radios (34,6%) y prensa (36,1%), los siguientes en la lista.

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Históricamente, además, el número de espectadores suele subir con la participación: “Igual que si te compras un billete de lotería sueles estar más atento de cuál es el número ganador”, explica Ana María González Neira, que investiga audiencias en la Universidad de A Coruña. Y la participación del domingo, un 75,75% de los votantes, supuso un récord no visto desde 2004. El domingo noche millones de espectadores contemplaron la mayor prueba de fuego de la televisión española en 2019.

Más de ocho millones, en concreto, repartidos entre las tres cadenas que salieron triunfantes de aquella madrugada: La Sexta, La 1 y Telecinco. Más de la mitad siguieron la victoria del PSOE por La Sexta, líder en este tipo de coberturas desde 2014, pero que esta vez tuvo una sobresaliente media de 4,04 millones de espectadores, un 20,7% de la cuota de pantalla. Fue el especial informativo más visto de su historia y hacía siete años que la cadena no registraba un dato tan alto en máxima audiencia.

Los eventos y directos se han convertido, a falta de ficción, en el pan de cada día de la televisión generalista. Pero a Neira, este éxito le recuerda además hasta qué punto un evento vive o muere según un factor cada vez más importante: la imagen de marca y las caras conocidas. “La Sexta trabaja mucho su imagen como la televisión informativa; los domingos por la noche es tradicional que tengan un espacio informativo, ya sea el Salvados de Évole o El objetivo de Ana Pastor. De ahí que tanta gente, en una noche con un interés casi sin precedentes, haya acabado en esta cadena”, aduce.

Dentro del mismo grupo, Atresmedia, el ambicioso despliegue técnico de Antena 3 fue el que peores resultados dio: 1,43 millones de espectadores, un 7,6% de la cuota. A diferencia de las últimas elecciones generales, en junio de 2016, donde fue la segunda opción, esta vez fue la cuarta tras La 1 y Telecinco. “Antena 3, por mucho que sea el buque insignia de la casa, tal vez está más asociada a la ficción”, incide Neira.

Al menos Antena 3 tuvo su propio especial, con realidades aumentadas y recreaciones de sedes de instituciones políticas; Cuatro acabó emitiendo la misma señal que Telecinco, la otra gran cadena de Mediaset. “Cuatro está más desinflada de información [se quedó sin informativos a principios de año]: era más fácil llevarla al terreno de Telecinco”, opina Neira. Esta emisión, sin embargo, recibió un espaldarazo del público. El de Telecinco fue el tercer especial más visto, con 1,6 millones de espectadores y un 8,2% de cuota.

Pero este éxito es secundario ante el de la televisión pública. La 1 logró recuperar parte del liderazgo que había perdido en los últimos años, con 2,12 millones de espectadores, un 11,5% de la cuota. Un logro achacable al esfuerzo, bien recibido en el sector, por renovar sus emisiones electorales, también basado en la realidad aumentada, pero con un mayor orden en la presentación de datos. “Se actualizó la visión de TVE como algo viejo”, sopesa Neira.

Fue, también, la gran noche de las caras conocidas, otra baza cada vez mayor de la televisión de toda la vida. “Hay un elemento a la hora de transmitir la información que se basa en quién está detrás”, remata Neira. En La Sexta, José Antonio Herreras y Ana Pastor exhibieron los sellos personales que llevan años trabajando en director. En La 1, Ana Blanco y Carlos Franganillo encarnaron los cambios de la televisión pública: iban de pie, un detalle de esos pequeños que acaban marcando las grandes coberturas.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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